Roma, 3 oct (EFE).- El Gobierno italiano pedirá "sacrificios" a las compañías para costear los próximos Presupuestos Generales, según adelantó este jueves el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, confirmando que se gravarán los beneficios extraordinarios en varios sectores empresariales.
"Aprobaremos unas cuentas que requerirán sacrificios por parte de todos", sostuvo el ministro en una entrevista en 'Bloomberg', subrayando después que se solicitará a individuos y empresas medianas, pequeñas y grandes.
Y confirmó su intención de tasar los beneficios extraordinarios de la empresas, una medida que ha causado divergencias en el seno de la coalición de la primera ministra ultraderechista Giorgia Meloni.
Las palabras de Giorgetti provocaron un batacazo en la Bolsa de Milán y de los títulos de grandes compañías, como la petrolera Saipem, el coloso del motor Stellantis o el banco Finecobank.
El Gobierno italiano se encuentra sumido en la redacción de los Presupuestos para 2025 y ya ha reconocido su intención de imponer un "impuesto de solidaridad" a los beneficios extraordinarios a las grandes empresas como la banca para financiarlos.
El impuesto a los beneficios extras de los bancos ya se barajó el verano del pasado año, pero acabó aguado. Por eso esta vez el Ejecutivo aspira a hacerlo negociando con los sectores implicados que, a la espera de su oficialidad, podrían ser la banca, la industria y hasta las aseguradoras.
Giorgetti justificó sus intenciones alegando que la Constitución reconoce en su artículo 53 que "todos deben contribuir a las cuentas públicas en base a su capacidad contributiva".
"Cuando el país está llamado a cumplir un esfuerzo, nosotros por nuestra parte recortaremos muchos gastos y trataremos de economizar y ser eficientes, pero también invitaremos a quienes tienen posibles, como dice la Constitución. Esto no significa gravar los beneficios extras sino hacerlo más justamente", afirmó.
Por otro lado ha trascendido que el Gobierno estudia aumentar los impuestos indirectos especiales al carburante para equiparar a la gasolina con el gasóleo.
La posibilidad ha encendido enseguida los ánimos dado que este tipo de impuestos, que se suelen aplicar para financiar emergencias pero luego nunca se retiran (por ejemplo aún se paga el impuesto en el combustible que costeó el aluvión de Florencia de 1966), supone la mayor parte del precio en el litro de combustible.
Basta pensar que la gasolina en agosto costó de media 1,81 euros y de ese precio 0,72 euros fueron impuestos especiales y 0,32, el IVA.
Este posible aumento impositivo también ha indignado porque Meloni siempre hizo campaña prometiendo la eliminación de estos impuestos especiales en campaña electoral.
El ministro Giorgetti pronosticó como "muy realista" la meta de crecimiento del 1,1 % del producto interior bruto italiano este año. EFE