Moscú, 1 oct (EFE).- Las autoridades de la capital rusa anunciaron este martes el fin de la reconstrucción de Teatro de la Sátira, uno de los favoritos del público moscovita por su exquisito elenco y el repertorio de obras "de contenido filosófico y tragicómico", justamente el día en que la institución cultural cumple cien años.
"¡El legendario 'Teatro de la Sátira' cumple hoy cien años! Justo para el aniversario renovamos su sede en la plaza Triunfálaya", escribió en Telegram el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin.
El jefe de la Administración capitalina indicó que el teatro conservó su fachada original, pero ahora "es más moderno y funcional".
Sobianin informó que el teatro renovado contará con una pantalla gigante en la que se proyectarán fragmentos de diversas puestas en escena de años anteriores.
En particular fue reparada la cúpula del teatro, dañada por un incendio que se desató a principios de año y dañó considerablemente esta instalación, y sustituyeron la anterior pintura de color metálico por una de tono terracota.
Además, se instaló un sistema de calentamiento de la azotea y la cúpula para evitar la acumulación de nieve en invierno, señaló el alcalde moscovita.
La renovación incluyó también el cambio de todas las ventanas del teatro y de las puertas de entrada, dijo Sobianin.
"La fachada se ve especialmente bella en las tardes gracias a la perspectiva artístico-arquitectónica lograda gracias a la instalación de más de 130 lámparas y 500 metros de una cinta lumínica de neón", añadió el alcalde, al señalar que esta reforma abarcó también al jardín 'Acuario', aledaño al teatro.
Tras esta reconstrucción el Teatro de la Sátira, que a lo largo de un siglo de existencia ha presentado al público más de 400 puestas en escena, entra en su temporada cien con ocho nuevos estrenos, concluyó el alcalde.
El teatro ha acogido durante el último siglo a actores tan emblemáticos como Rina Zeliónaya; Andréi Mirónov y Anatoli Papánov.
Además, ha montado piezas tanto de Nazim Hikmet, Vladímir Mayakovski o Alexandr Ostrovski, como de clásicos de la talla de Nikolái Gogol, Alexandr Griboyédov o Pierre-Augustin de Beumarchais. EFE