Caracas, 30 sep (EFE).- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lamentó este lunes el fallecimiento del general retirado de Nicaragua Humberto Ortega -hermano del mandatario del país centroamericano, Daniel Ortega-, quien se encontraba bajo vigilancia policial tras cuestionar la sucesión "dictatorial" del jefe de Estado.
A través de un comunicado publicado por la Cancillería venezolana, Maduro expresó sus condolencias a Ortega, a la vicepresidenta Rosario Murillo, así como a "todo el pueblo nicaragüense, familiares y amigos".
"El general Humberto Ortega fue un militante sandinista vinculado a la lucha contra la dictadura somocista, así como en favor de la causa de la liberación nicaragüense, enfrentando las agresiones promovidas por los Estados Unidos de América a través de distintas organizaciones terroristas y contrarrevolucionarias", añadió.
Este lunes, el Cuerpo Médico Militar del Ejército de Nicaragua informó de la muerte de Ortega, luego de un paro cardíaco.
El exjefe del Ejército y hermano menor del presidente Ortega fue ingresado el pasado 11 de julio "con un cuadro de salud complejo" y en la víspera presentó un "deterioro brusco de su condición con choque cardiogénico y alteración de estado de consciencia que ameritó tratamiento de terapia intensiva para mantener cifras de presión arterial", según el Cuerpo Médico Militar.
Humberto Ortega, uno de los estrategas de la insurrección armada contra la dictadura de Anastasio Somoza en 1979, fundador del Ejército Popular Sandinista al que dirigió desde 1979 a 1995, se mantenía bajo vigilancia en su residencia en Managua luego de que cuestionara la sucesión "dictatorial" de su hermano.
En una entrevista al medio argentino Infobae, publicada el pasado 19 de mayo, el general retirado consideró que el poder "dictatorial" de su hermano, próximo a cumplir 79 años y que se encuentra en el poder en Nicaragua desde 2007, no tiene sucesores adecuados, ni su esposa Rosario Murillo ni ninguno de sus hijos, y que ante una eventual ausencia o muerte quedará un gran vacío de poder, por lo que se debe convocar a elecciones.
Diez días después de las críticas, el presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo declararon "traidor a la patria" al general retirado durante un acto oficial transmitido en cadena de televisión, y en presencia de la jefatura del Ejército y la Policía.