Puerto Príncipe, 1 oct (EFE).- El curso académico comenzó este martes en Haití, pero lo hizo de forma desigual con algunas escuelas cerradas y otras convertidas en campamentos de desplazados en medio de la violencia, en especial en Puerto Príncipe, y sin medidas especiales para garantizar la seguridad de los alumnos.
En la zona metropolitana de la capital el arranque del año académico 2024-2025 fue tímido y desigual: mientras en algunas calles y barrios hoy se veía a los niños vestidos con sus uniformes, en otras zonas decenas de escuelas no funcionan tras convertirse en alojamiento, en condiciones infrahumanas, de quienes han tenido que huir de sus casas a causa de la violencia.
Otros muchos habitantes de Puerto Príncipe se han marchado a zonas más seguras del país y allí, según alertó recientemente la organización Save The Children, este curso algunas escuelas estarán superpobladas.
En Haití, según datos de la ONU, unas 700.000 personas se han convertido en desplazadas a causa de la violencia y de ellas se calcula que más de la mitad son niños.
El Consejo Presidencial de Transición reconoció en un comunicado "los desafíos a los que se enfrenta el sistema educativo" y reiteró su compromiso de "reforzar las infraestructuras escolares y mejorar las condiciones de aprendizaje" en los centros docentes, por lo que se han hecho esfuerzos para "garantizar a todos los niños el acceso a una educación de calidad, en un entorno seguro y propicio para el aprendizaje".
Algunas de las medidas anunciadas por el Gobierno para la campaña de vuelta a las aulas de este año, bajo el lema 'Restaurar la autoridad de la escuela', consisten en un apoyo financiero de 15.000 a 20.000 gourdes (entre 110 y 150 dólares) a 280.000 padres de alumnos, distribución de libros de texto, reparto de kits escolares, uniformes y banderines o refuerzo y extensión del programa de comedores escolares a todo el país.
En este inicio de curso, si bien aumentó algo el tráfico en la capital, no se vieron los atascos provocados en otras ocasiones por el transporte público y privado de ida y vuelta a la escuela.
El primer ministro haitiano, Garry Conille, acudió al Lycée des Jeunes Filles, en Chemin des Dalles (Centre-Ville, en Puerto Príncipe), a cuyas puertas fue recibido por tres estudiantes ataviadas con sus uniformes.
Allí, además de explicar los esfuerzos llevados a cabo en materia educativa, expresó su preocupación por la situación de los alumnos cuyas escuelas se han convertido en campamentos de desplazados.
"Mi pensamiento especial va para los niños que no podrán volver a la escuela en este comienzo de curso porque son rehenes de los grupos criminales. Quiero aprovechar para decir a esos niños y a sus padres que el Gobierno que dirijo se solidariza con su situación y promete poner en marcha todo lo necesario para crear las condiciones materiales y ambientales que les permita acceder a la educación. No debe haber ninguna disparidad en materia educativa", subrayó.
La apertura del curso en Haití se produce en un contexto de extrema inseguridad, con ataques armados, secuestros, violaciones colectivas y choques entre la Policía y las bandas.
El año académico 2023-2024 quedó gravemente paralizado en febrero, cuando las bandas armadas pasaron a la ofensiva y sembraron el caos en la región de Puerto Príncipe, lo que hizo que los escolares perdieran unos tres meses de clases.
Desde al menos 2018, los estudiantes han perdido cientos de horas lectivas cada año, con el consiguiente impacto en su rendimiento académico. EFE
(foto)