Barcelona, 1 oct (EFE).- El renovado proyecto del Barça partirá una temporada más como uno de los principales aspirantes a disputar la Final a Cuatro de la Euroliga, con el objetivo último de ganar la máxima competición continental por tercera vez en la historia de la entidad (2003 y 2010) tras quince años de espera.
El curso pasado, bajo la dirección del técnico debutante Roger Grimau, el conjunto azulgrana aguantó en la segunda plaza durante la mayor parte de la fase regular, pero una mala racha en el tramo final lo relegó a la cuarta posición, antes de caer eliminado en el quinto partido de los cuartos de final frente al Olympiacos en el Palau Blaugrana (59-63).
Tras haber disputado tres Finales a Cuatro de forma consecutiva con el lituano Sarunas Jasikevicius como entrenador entre 2021 y 2023, el estreno de Grimau terminó en decepción y, después de ser eliminado por la vía rápida en las semifinales de la Liga Endesa por el Real Madrid, el club catalán acordó su destitución.
El Barça ha entregado las llaves del proyecto a Joan Peñarroya, un técnico veterano que cuenta con más de 300 partidos en la Liga Endesa a sus espaldas, y que afronta la mayor oportunidad de su carrera: dirigir por primera vez a un equipo que aspira a ganar todos los títulos.
El preparador de Terrassa ganó dos Ligas de Campeones (2020 y 2021) y una Copa Intercontinental (2021) con el San Pablo Burgos, alcanzó las semifinales de la Eurocopa antes de ser cesado por el Valencia Basket en 2022, y dirigió al Baskonia en 39 partidos en la Euroliga (19 victorias y 20 derrotas) hasta que fue destituido en octubre de 2023.
Sin embargo, los números esconden que el Baskonia de Peñarroya fue la revelación de la temporada 2022-2023, un equipo que derrotó a algunos de los grandes aspirantes al título, exhibió un juego dinámico y ofensivo que conectó con la afición, y se mantuvo en puestos de 'playoff' hasta quedarse fuera en la última jornada.
Ahora, el desafío del técnico será implementar esta propuesta y, a la vez, resolver las carencias en la defensa, el rebote y el ataque estático que condenaron a Grimau. Con esta premisa, el club realizó cinco fichajes en verano que han añadido capacidad física y polivalencia para equilibrar la plantilla.
El Barça ha reforzado el juego exterior con el escolta Kevin Punter, que el curso pasado fue el octavo máximo anotador de la Euroliga con una media de 15 puntos y es un jugador contrastado que destaca por crecerse en los desenlaces ajustados, un perfil que se extrañó en la eliminatoria frente al Olympiacos.
El cuadro azulgrana también ha incorporado al base Juan Núñez, de 20 años, uno de los jóvenes más prometedores del baloncesto español y que pretende dejar huella en la competición como director de juego después de dos temporadas formándose en la Eurocopa con el Ratiopharm Ulm alemán.
El Barça también ha fichado al alero Justin Anderson, que destaca por su capacidad atlética y defensiva, al ala-pívot Chimezie Metu, otro jugador poderoso físicamente aunque sin experiencia previa en Europa, y al pívot Youssoupha Fall, que con sus 2,22 metros es el jugador más alto del equipo.
Estos refuerzos completarán un bloque en el que el curso pasado destacaron el pívot Jan Vesely (12,3 puntos y 4,3 rebotes), el base Nico Laprovittola (12,3 puntos y 4,8 asistencias) y el ala-pívot Jabari Parker (10,6 puntos y 4,2 rebotes), y se espera una versión más sólida del pívot Willy Hernangómez (11 puntos y 4,8 rebotes).
Por contra, el Barça confirmó este verano las salidas de los bases Rokas Jokubaitis y Ricky Rubio, de los aleros Nikola Kalinic y Oriol Paulí, del ala-pívot Oscar Da Silva y del pívot James Nnaji (cedido al Bàsquet Girona). EFE
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