París, 30 sep (EFE).- El ciclo de reducción de la fiscalidad para tratar de atenuar el impacto de la covid y de la crisis de la inflación parece llegar a su fin, según la OCDE, que ve signos de un cambio de tendencia en 2023, y que es particularmente significativo en el impuesto de sociedades.
En su informe anual sobre las reformas fiscales, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca que el pasado año se produjo "un cambio notable" en la fiscalidad de las empresas puesto que los tipos del impuesto de sociedades ha dejado de bajar, como venía haciéndolo desde el año 2000.
En 2023, el tipo medio aplicado a los beneficios de las empresas en los 141 países y jurisdicciones de los que recopila datos que era del 28,2 % en 2000 y había caído hasta el 20 % en 2022, incluso subió algo, al 21,1 % de media el pasado año.
Para los autores del informe, los países que quieren seguir ofreciendo un trato privilegiado a las empresas en términos de fiscalidad se están decantando ahora más por una reducción de la base impositiva en lugar de bajar los tipos.
De hecho, en 2023 sólo hubo un país, Curaçao que redujo esa tasa al 15 % para los beneficios hasta 250.000 euros y el resto al 22 %.
Por el contrario, ha habido seis en los que aumentó: República Checa, Estonia, Eslovenia, Turquía y Colombia.
Además, se ha creado un impuesto de sociedades en dos países en los que no había (Emiratos Árabes Unidos y Barbados) en respuesta a la creciente presión internacional contra los paraísos fiscales, en particular con la creación de un impuesto mínimo mundial, una iniciativa impulsada por la OCDE y el G20 para mejorar la equidad del sistema fiscal internacional.
De hecho, el pasado mes de abril, 60 países y jurisdicciones anunciaron que habían tomado medidas para aplicar un impuesto de sociedades o un impuesto mínimo global, y 36 de ellos con la intención de ponerlo en práctica desde este año y otras a partir de 2025.
Colombia es el país de los analizados por la OCDE en que el impuesto de sociedades representa un mayor porcentaje de los ingresos fiscales (23,71 % en 2021), seguido por Noruega (23,60 %), Australia (22,51 %), México (20,19 %) y Chile (17,11 %).
Los autores del estudio observan igualmente un cambio de tendencia tanto en el impuesto sobre la renta, que en 2023 aumentó en una mayor proporción de países que en 2022. Eso fue todavía más pronunciado con las cotizaciones sociales.
En los años de la covid y de la crisis de la inflación, la mayor parte de los países redujeron el impuesto sobre la renta para apoyar a las familias y estimular la economía.
Pero una vez superada la fase crítica, priman otros retos a los que se enfrentan las autoridades, como son el envejecimiento de la población, con lo que eso significa de mayor atención sanitaria y de necesidades adicionales para ser cubiertas con el gasto público.
Además de elevar las cotizaciones sociales, algunos países también han hecho reformas para incrementar la progresividad, de forma que la carga fiscal recaiga menos en las familias con pocos recursos.
El peso del impuesto sobre la renta y de las cotizaciones sociales en el conjunto de los impuestos es particularmente fuerte en países ricos. En el conjunto de la OCDE ambos representan un 49 %, pero llegan a suponer un 65,78 % en Estados Unidos, un 64,22 % en Alemania, un 58,3 % en España y un 58 % en Japón.
En el otro extremo, los porcentajes más bajos se dan en Chile (16,01 %), Colombia (16,82 %), México (34,83 %) e Israel (37,51 %).
Por lo que respecta al IVA, en 2023 se siguió recurriendo a recortes temporales de sus tipos para ciertos productos en respuesta al repunte de precios. La OCDE señala entre otros ejemplos el de España, que extendió esas rebajas en la luz y la electricidad hasta junio de 2024. EFE