Álvaro Alfaro
Pekín, 30 sep (EFE).- A punto de celebrar su 75º aniversario, China afronta un grave problema: la caída de la natalidad, en descenso desde hace siete años, con el alto costo del matrimonio, la presión económica y los cambios en la mentalidad juvenil como principales obstáculos.
El país, que perdió el título de nación más poblada del mundo en favor de la India en 2023, según la ONU, permite desde 2021 a sus ciudadanos tener un tercer hijo.
La mayoría de los nacimientos en China se registran de una mujer casada, ante los tabúes y los obstáculos burocráticos que supone un hijo fuera del matrimonio. Esta situación hace que el matrimonio y la tasa de fertilidad estén estrechamente relacionados.
Unos 3,43 millones de parejas chinas contrajeron matrimonio durante la primera mitad de 2024, cifra que supone un descenso interanual del 12,5 % y que anticipa que el número de bodas este año será el menor desde 1980.
Además, las parejas siguen posponiendo el matrimonio: la edad promedio del primer matrimonio en China aumentó a 31,39 años en 2023 desde 24,89 años en 2010, lo que reduce el número de años fértiles que las mujeres pasan casadas y el número total de hijos, según expertos.
Según la Liga de la Juventud Comunista de China, algunos jóvenes están “más centrados en vivir para sí mismos” y tienden a ser “idealistas” al buscar pareja.
Sin embargo, hay otros factores que afectan a los emparejamientos: “Las mujeres chinas reciben cada vez mayor educación y cultura”, explica a EFE Bin, una mujer casada sin hijos, que agrega que “en China, las mujeres obtienen mejores notas desde niñas y los hombres buscan tradicionalmente una pareja en una posición más débil que la suya, mientras las mujeres aspiran a un hombre en una posición más alta”.
Esta situación provoca un “desequilibrio”: "Tengo amigas solteras no solo porque no se hayan casado, sino porque nunca han tenido una relación”, asegura.
Existe además el desembolso que supone un casamiento: un estudio reveló que el costo promedio de una boda asciende a unos 45.594 dólares, cifra que supera varias veces la renta per cápita, situación que se agrava en zonas rurales, donde la tradición de la dote está más arraigada: allí, el 36 % de encuestados creen que la dote, pagada tradicionalmente por el novio a la familia de la novia, debería superar los 13.500 dólares.
“Muchos padres esperan que su hija encuentre un hombre que posea casa y coche”, indica Bin, que agrega que “no hay tantos hombres que cumplan estos requisitos”.
Ante la coyuntura, gobiernos locales han comenzado a ofrecer incentivos a familias que no pidan ni reciban dote al celebrar bodas, a organizar lugares públicos de encuentro e incluso a desarrollar aplicaciones de ligue locales.
Analistas locales, basándose en datos oficiales, calculan que la tasa de fertilidad en China en 2023 fue de alrededor de 1,0 hijos por mujer, dato por debajo de la tasa de reemplazo, lo que convertiría a China en la nación con la menor tasa, solo superada por la cercana Corea del Sur.
La fertilidad es incluso menor en las zonas urbanas: en seis de los distritos centrales de Shanghái, la tasa se reduce hasta por debajo de 0,5 hijos por mujer.
Las mujeres chinas están preocupadas por la posibilidad de que “el matrimonio y la maternidad puedan limitar su desarrollo profesional” porque “la carga de la crianza todavía recae en las madres”, asegura Bin, que señala además los altos costos de criar a un hijo en China.
No en vano, un estudio indica que criar un hijo en China hasta que se gradúe en la universidad cuesta de media unos 94.000 dólares, lo que sitúa al país asiático entre los más caros del mundo para la crianza en relación con la renta per cápita.
“Dado que el estado de la economía sigue empeorando y la gente no tiene perspectivas de ingresos tan altas como antes, estos costes disuaden ahora a muchas parejas”, asevera Bin, refiriéndose a la desaceleración de la economía china.
Expertos calculan que habrá en 2035 más de 400 millones de personas mayores de 60 en China, representando más del 30 % del total, lo que presenta "desafíos para la provisión de servicios públicos y la sostenibilidad de la seguridad social".
China cerró 2023 con 1.409,7 millones de habitantes, un 0,14 % menos que en 2022, año en que la población ya cayó en 850.000 personas, marcando el primer descenso desde 1961, cuando la fallida política del Gran Salto Adelante provocó grandes hambrunas. EFE
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