Bruselas, 30 sep (EFE).- El ex primer ministro de Países Bajos Mark Rutte se convertirá mañana martes en el nuevo secretario general de la OTAN en sustitución del noruego Jens Stoltenberg, que ha permanecido una década en el cargo, con el objetivo entre otros de mantener la unidad de los aliados en un momento de tensión con Rusia por la invasión de Ucrania.
Rutte recibió en julio pasado el respaldo oficial de los líderes de los 32 Estados miembros de la Alianza Atlántica durante la cumbre que celebraron en Washington.
Mañana, en una ceremonia en la sede de la OTAN en Bruselas, recibirá el testigo de Stoltenberg, quien se ha negado a darle consejos más allá de señalar que su mayor tarea será la de mantener a los aliados unidos.
En primer lugar, tanto Stoltenberg como Rutte colocarán una corona de flores y, a continuación, se producirá el traspaso de poderes en el Consejo del Atlántico Norte, el principal órgano de toma de decisiones de la Alianza, y realizarán declaraciones.
El ya nuevo secretario general aliado y su antecesor se dirigirán acto seguido al personal de la OTAN, antes de que Rutte ofrezca su primera rueda de prensa al frente de la organización transatlántica.
El mandato de Stoltenberg, inicialmente de cuatro años, fue prolongado en varias ocasiones para garantizar continuidad en la institución en un momento de dificultades por la vuelta de la guerra a territorio europeo.
Su labor fue elogiada por los aliados, que destacaron de él su capacidad de tender puentes entre los 32 socios pese a sus diferencias, ya que las decisiones en la OTAN se han de tomar por consenso.
Se espera que Rutte, que se ha declarado “muy orgulloso de haber sido elegido” para el cargo y que ha reconocido que será una “tarea enorme”, se enfrente a retos similares.
La OTAN ha identificado a Moscú como su principal amenaza, y la guerra que ha lanzado contra Ucrania pone a prueba la unidad de los aliados a la hora de apoyar al país agredido.
La Alianza Atlántica no es parte en esa guerra, pero su objetivo es mantener una defensa y disuasión fuertes para evitar en última instancia un enfrentamiento directo con Rusia.
Rutte está llamado también a continuar el trabajo que Stoltenberg ha venido realizando desde 2014 para incrementar el gasto militar de los aliados europeos y Canadá, con el nuevo objetivo de invertir al menos un 2 % del PIB en defensa.
Más allá de la preocupación por el flanco este, la OTAN también mirará en los próximos años al Pacífico y la vecindad sur.
China no es vista como una amenaza por la OTAN pero los aliados sí están preocupados por cómo ha disparado su inversión militar y por la posibilidad de perder frente a Pekín su ventaja tecnológica.
La OTAN cree que lo que ocurre en el Pacífico afecta también a su seguridad, y se espera que Rutte profundice la relación con socios como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
Por lo que respecta al sur, la Alianza observa cómo conflictos como el de Israel y Palestina, el auge yihadista, la inestabilidad en el Sahel o la presión migratoria pueden proyectar inestabilidad a su territorio.
Finalmente, Rutte deberá mantener la unidad de los 32 países que conforman la Alianza, tarea que han elogiado a Stoltenberg en los últimos años al lidiar con, por ejemplo, las reticencias de Turquía y Hungría a la adhesión de Suecia o a la propia designación del neerlandés.
Rutte también deberá afrontar los interrogantes que abre para la OTAN una posible vuelta a la presidencia de Estados Unidos del republicano Donald Trump, quien afirmó hace unos meses que animaría a Rusia a atacar a los países de la Alianza que no cumplan con las cuotas de gasto en defensa. EFE