Van Parijs, filósofo y economista: "Soy pesimista a corto plazo, por salud mental"

Philippe Van Parijs reflexiona sobre la renta básica universal, el futuro del empleo y propone un aumento de impuestos al capital para fomentar la libertad y reducir la desigualdad en Europa

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Javier Albisu

Bruselas, 29 sep (EFE).- Vinculado desde hace décadas a la ética económica y social como académico, el pensador belga Philippe Van Parijs comparte con EFE algunas reflexiones sobre la renta básica universal, el futuro del empleo o la creación de nuevos impuestos, pero también su filosofía para sobrevivir al día a día.

"Soy optimista en dos sentidos y pesimista en otro. Soy sistemáticamente pesimista a corto plazo. En cierto modo, es una cuestión de salud mental, porque si eres optimista a corto plazo tu vida está llena de decepciones", afirma Van Parijs en una entrevista en un despacho lleno de libros en su domicilio de Bruselas.

Es la única concesión al derrotismo de un filósofo y economista con aire de druida campechano que, a los 72 años, sigue empeñado en construir utopías, mientras conversa sobre fiscalidad, empleo, religión o urbanismo.

"Soy optimista en el sentido en que, si piensas en el pasado, en lo básico, en dónde estamos, es fantástico cuánto hemos progresado aquí en comparación con la situación de hace un siglo o en comparación con muchas partes del mundo", prosigue.

Las cosas no son "óptimas", pero el profesor confía en que algún día lleguen a serlo gracias "al poder de la razón (...) y a nuestra organización democrática", dice en relación con la segunda dimensión de su optimismo.

Nacido la periferia de Bruselas en 1951, Van Parijs atesora un impecable currículum académico y docente en derecho, filosofía, economía y sociología, tejido en Bruselas, Oxford, Berkeley, Harvard y Lovaina, donde fundó la Cátedra Hoover de Ética Económica y Social y donde sigue siendo profesor emérito.

Su visión sobre el futuro es pertinente porque se le considera el padre moderno de la renta básica universal, un concepto que exploraron a inicios del siglo pasado el filósofo británico Bertrand Russell o el economista estadounidense Milton Friedman y que sigue presente en el debate sobre la robótica, la inteligencia artificial y el empleo.

Por eso, el concepto suscita curiosidad entre magnates tecnológicos como Mark Zuckemberg, Jeff Bezzos, Bill Gates o Sam Altman.

Van Parjis plantea que entregar un ingreso garantizado e incondicional a toda la población serviría para alcanzar la libertad, reducir la ansiedad, fomentar la innovación y erradicar la pobreza.

Se financiaría con más tributos sobre el trabajo y el capital y un sistema de redistribución más equitativo.Los impuestos sobre el "capital humano" deberían aumentar no sólo para "los ricos", sino también para perfiles como el suyo, dice.

"Siempre me he sentido sobrepagado como filósofo y mal pagado como padre", bromea el economista, que a escala de la zona euro propone una fórmula alternativa que llama "euro-dividendo" y que consistiría en 200 euros mensuales por persona financiados a través del IVA.

El Informe Draghi sobre el futuro de la UE advierte del declive demográfico, avisa de que "el cambio tecnológico puede implicar una disrupción significativa para los trabajadores" que genere más desigualdad y sostiene que Europa necesita un "enfoque fundamentalmente nuevo" en capacitación.

En ese contexto, Van Parijs sugiere que sería mejor superar "la idea de que una vida normal debe ser una vida de trabajo a tiempo completo durante toda la vida adulta, con la educación concentrada al inicio".

"Creo que debemos poder seguir trabajando más allá de los 65 años. Debemos acortar la formación inicial y luego tener una mayor posibilidad de interrumpir el tiempo de trabajo a lo largo de la vida adulta. Y así, en total, quizás no trabajemos menos que antes, pero deberíamos poder hacer trabajos más interesantes y estar más preparados para trabajar", razona.

Significa "reducir el tiempo cuando lo necesitamos para evitar el agotamiento o cuando nuestros hijos lo necesitan, para prevenir que se desvíen", pero "también cuando sentimos que nos gustaría recibir formación en un área muy diferente a aquella en la que nos formamos inicialmente", resume.

El filósofo también propone aumentar la presión fiscal sobre el capital, en un sentido amplio.

"Capital significa, por supuesto, bienes inmuebles, capital financiero y también propiedad intelectual, que es una parte creciente del capital. Esto incluye, por ejemplo, algoritmos, invenciones que obtienen patentes, derechos de autor de todo tipo, etc", explica.

En ese mundo globalizado donde el capital inmaterial se mueve con gran libertad, Van Parijs también plantea aumentar los impuestos sobre algunas personas, incluidos "jugadores de fútbol, escritores, actores de cine o productores" y demás perfiles profesionales que se benefician de un mercado digital global.

Esos nuevos gravámenes se deberían de impulsar desde la Unión Europea, y con vocación de convencer al conjunto de países de la OCDE, pero sin que la UE "se vea en una desventaja competitiva masiva respecto al resto del mundo", concluye el economista. EFE

(foto)

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