Javier Otazu
Naciones Unidas, 27 sep (EFE).- El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dejó claro hoy en la Asamblea General de la ONU que no piensa aceptar un alto el fuego en ninguno de los frentes -ni en Gaza ni en Líbano-, pero tendió la mano a Arabia Saudí para un eventual acuerdo de paz y reconocimiento mutuo.
En un tono desafiante, Netanyahu dijo que no tenía intención de venir a la semana de Alto Nivel de la ONU pero decidió hacerlo "tras escuchar todas las mentiras y calumnias dirigidas contra mi país desde este mismo podio, para dejar las cosas claras", en referencia a todos los llamamientos que decenas de países han hecho estos días para que declare un alto el fuego.
Ni siquiera mencionó las palabras 'tregua' o 'alto el fuego', pero dejó claro que en lo referente a Gaza, "no vamos a descansar hasta traer a los rehenes restantes a casa".
Netanyahu, que habló durante 35 minutos, trajo consigo desde Israel a familiares de los rehenes que estuvieron o están en manos de Hamás desde el 7 de octubre, que lo recibieron con una larga ovación desde la tribuna de invitados al entrar en la sala y lo aplaudieron en numerosas ocasiones.
Gran parte de su discurso lo dedicó a alertar sobre la amenaza que Irán supone para su país y para el mundo, y aportó -de modo parecido a lo que hizo el año pasado- un 'mapa maldito' donde Irán y sus aliados Siria, Yemen y Líbano traen la guerra a una región y frustran así lo que podría ser un 'mapa bendito' en el que un mundo árabe en paz con Israel sería el puente perfecto entre Europa y Asia.
Alzando la voz en numerosas ocasiones, aseguró: "Tengo un mensaje para los tiranos de Teherán: si nos atacan, les atacaremos. No hay lugar en Irán que el largo brazo de Israel no pueda alcanzar, y eso vale para todo Oriente Medio".
Israel no se conforma con ser "el carnero que va al sacrificio. Los soldados de Israel han devuelto el golpe con increíble valor y un sacrificio heroíco", sentenció.
"Y tengo otro mensaje para la Asamblea y el mundo fuera de aquí: Estamos ganando", exclamó.
Aunque se refirió a los atentados terroristas de Hamás, no mencionó a los palestinos como pueblo ni como Autoridad Palestina en ningún momento, y en su lugar quiso lanzar un mensaje conciliador hacia Arabia Saudí, a la que invitó a sumarse a un acuerdo de paz mutuo que traería supuestamente una era de prosperidad a la región.
"Qué bendiciones podría traer la paz con Arabia Saudí", afirmó, y detalló que los frutos de ese acuerdo se reflejarían de inmediato en la economía, la seguridad, el turismo, la agricultura, el agua y hasta la Inteligencia Artificial: "Una paz así sería un jalón histórico, traería la reconciliación entre árabes e Israel, el islam y el judaísmo, La Meca y Jerusalén".
Esa posible alianza, a la que ya se han adherido los países de los llamados 'acuerdos de Abraham' -Emiratos, Marruecos, Baréin- y previamente Egipto y Jordania, todos ellos firmantes de tratados de reconocimiento de Israel, tiene según Netanyahu un principal enemigo: Irán, que a través de sus 'delegaciones' en Siria, Yemen o Líbano se oponen a toda reconciliación.
Una tesis siempre repetida por Israel es que no existe tal cosa como 'un problema palestino', ya que son un pueblo árabe que podrían encontrar acomodo en cualquier otro país árabes, una idea o plan que el rey Abdalá de Jordania ya descartó por completo en su reciente discurso ante la Asamblea General.
El pasado martes, el monarca jordano dijo con vehemencia: "Hay extremistas que están arrastrando a nuestra región al borde de una guerra total, y esto incluye a los que siguen propagando la idea de Jordania como patria alternativa. Pues seré muy, muy claro: eso nunca va a suceder, nunca aceptaremos el desplazamiento forzoso de los palestinos", remarcó. EFE
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