Rostyslav Averchuk
Leópolis (Ucrania), 27 sep (EFE). - Aunque los montes Cárpatos, en el oeste de Ucrania, se encuentran relativamente lejos del frente, también se ven profundamente afectados por la guerra, al haberse convertido en un lugar de respiro psicológico, de rehabilitación y, en algunos casos, de recuerdo a las víctimas por parte de su comunidad montañera.
A primera vista, parece un día normal en la cima del monta Parashka, a 1.268 metros sobre el nivel del mar, a unas dos horas por carretera desde la ciudad occidental de Leópolis.
Con la excelente panorámica que ofrece, es uno de los destinos más accesibles en los Cárpatos, al que han acudido en esta ocasión familias y grupos de amigos para disfrutar del que es quizá uno de los últimos días soleados antes del otoño.
Sin embargo, cuando aparece un nuevo grupo en el empinado sendero de subida a la montaña, ocurre algo inusual.
Varios hombres y mujeres ayudan a un hombre en una silla de ruedas adaptada a llegar hasta la cima, y, cuando alcanza la bandera ucraniana de la cumbre, se oyen exclamaciones de alegría.
"Estoy simplemente abrumado por las emociones. Es difícil expresar lo que siento ahora mismo", dijo a EFE Oleksandr Borbot, de 39 años.
El poeta y cantante originario de Lugansk, una ciudad del este de Ucrania bajo ocupación rusa, se alistó en el ejército ucraniano tras la invasión de 2022.
Unos meses más tarde, la metralla de una mina le hirió en el cuello, dejándole paralizado, a lo que siguieron meses de rehabilitación y esfuerzos diarios.
Dos años más tarde, Borbot puede finalmente mover sus miembros y caminar lentamente, aunque no hubiese sido capaz de cumplir su sueño de escalar una montaña sin ayuda.
"Estoy aquí para demostrar a otros como yo que todavía podemos alcanzar nuestros sueños. Tenemos que mantener la fe", subrayó.
Marta Lesiv, una voluntaria de la iniciativa 'Sobre tres ruedas', que asiste a Borbot, explicó que ésta ha ayudado durante años a personas con discapacidad a viajar y mantenerse activas.
Con anterioridad la mayoría de sus "héroes" eran civiles, pero ahora la iniciativa, al igual que otras similares, está trabajando cada vez más con veteranos, víctimas de la guerra y familiares.
Varios montañeros llevan ropas militares. Son soldados que están aprovechando un breve permiso del frente para practicar el senderismo.
La comunidad montañera ha participado igual que el resto de la sociedad en la defensa del país y algunos de sus miembros no volverán a ver su montaña favorita.
Unos cientos de metros más abajo, varias fotografías del Parashka adornan las paredes de un refugio de madera, todas ellas tomadas por Taras-Timofí Havrilishin, un alpinista profesional, guía de montaña y astrónomo.
Tras unirse como voluntario al ejército después del inicio de la invasión, Havrilishin murió durante la liberación de Jersón (sur) en noviembre de 2022.
Unos días antes, sentado junto a una hoguera en la estepa ucraniana, pidió a sus compañeros de armas que, si perdía la vida, construyeran un 'koliba' (refugio de montaña tradicional) en el Parashka.
"De ese modo una parte de mí podría quedarse allí para siempre", explicó Havrilishin según la biografía que pueden leer los visitantes en el refugio que sus amigos levantaron hace un año, gracias a una campaña de micromecenazgo.
Muchos montañeros han pasado allí la noche desde entonces y han dejado sus comentarios en un libro de visitas.
"Mientras que mi ciudad está siendo bombardeada a diario, el refugio me ayudó a escapar brevemente de este horror y cargar las pilas. De noche, mientras admiraba las estrellas, sentí la certeza de que Taras estaba mirando desde allí arriba", escribió Serguí, de Sumi (este).
Algunas partes de los Cárpatos han quedado cerradas a los visitantes debido a la cercanía de la frontera y algunos varones también temen viajar a la zona por miedo a encontrarse con una de las patrullas de reclutamiento del ejército que revisan que los hombres tengan su documentación militar en regla.
Aún así, las montañas representan para muchos un lugar en el que encontrar algo de paz y homenajear a aquellos que no podrán regresar allí. EFE
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