'Lady Macbeth de Mtsensk' se yergue por encima de las aguas freáticas del Liceo

Irene Dalmases

Barcelona, 25 sep (EFE).- Con más de ocho minutos de aplausos ha sido recibido, al final, el estreno mundial de la propuesta del artista residente del Gran Teatro del Liceo, Àlex Ollé, de la ópera 'Lady Macbeth de Mtsensk', de Shostakóvich, representada sobre un escenario encharcado e inhabitable, donde se han sucedido escenas de sexo, violación y asesinatos durante más de tres horas.

Con esta declaración de intenciones, una ópera rusa del siglo XX que no es de las más representadas ni conocidas, ha arrancado la nueva temporada del coliseo barcelonés, con el público de las grandes ocasiones dispuesto a seguir una pieza sombría e incómoda, que acaba en las inmensas estepas de Siberia, aunque en momentos lo ha hecho con cierta tibieza.

Si en un primer momento, los artífices de esta producción barajaron una escenografía muy de Chernóbil, con máscaras de gas, al final, tras proponerlo el escenógrafo Alfons Flores, optaron por un escenario cubierto por una piscina con capacidad para 10.000 litros de agua freática, como manera de mostrar el estado anímico de Katerina, la gran protagonista de esta historia.

El espectador se encuentra atrapado en una ópera, de actual vigencia, por su denuncia del patriarcado y el machismo, que muestra una sociedad en franca decadencia, con toques de thriller, mucha acción, en momentos con más de cien personas en escena -todas chapoteando- y una música de una gran eficacia, bien dirigida durante la velada por el maestro Josep Pons y ejecutada con precisión por la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo.

La obra, a partir de la novela original de Nikolai Leskov, muestra a Katerina Ismailova, una mujer resentida con su vida aburrida, que comete adulterio y una serie de asesinatos, enamorándose de Serguei, aunque Shostakóvich la trata con compasión y la muestra como una víctima de una sociedad corrupta y patriarcal.

Es la ópera, además, que llevó a Shostakóvich a no escribir ninguna más -ésta era la segunda que componía- después de que en 1936 Stalin asistiera a una representación y apareciera una crítica demoledora en el diario Pravda.

Un quinqui con tatuajes y cadena plateada en el cuello

Hasta el próximo 7 de octubre, el coso de la Rambla ofrecerá este montaje, hoy con la aplaudida soprano norteamericana Sara Jakubiak, en su debut en el Liceu, por primera vez en la piel de Katerina, junto al tenor checo Pavel Černoch, un Serguei "quinqui", con tatuajes y una enorme y plateada cadena en su cuello.

Destacados han sido también el bajo Alexei Botnarciuc, como Boris Ismailov, suegro de Katerina, que acaba pereciendo tras cenar unas setas (Gogol ya decía que no le dieran sopas de setas antes de ir a dormir), así como el tenor ruso Ilya Selivanov como Zinovi, el marido traicionado, con chaleco acolchado y pantalones de pinzas, y el Pope Goran Jurić.

El Coro del Gran Teatro del Liceo, muchos de ellos con los calcetines completamente empapados, también ha sido bien recibido.

Àlex Ollé, un ex Fura dels Baus, a quien le gusta buscar las emociones del público, lleva a los cantantes a una exigente actuación como actores -siempre con los pies mojados- ya sea en explícitas escenas carnales, como en momentos de violencia y sangre, que un público como el del Festival de Cine de Sitges que empieza la próxima semana, de encontrarse hoy en el Liceo, no hubiera dudado en secundar sin problemas.

La música, que bebe del cine, tal como ya aseveró hace unos días Josep Pons, es de un gran "virtuosismo rítmico y tímbrico", dándole un tinte diferente a cada personaje, introduciendo como novedad el sarcasmo.

A pesar de que hace unos días Ollé decía que al agua no le daban un valor específico y que no es hasta el final que Katerina la toca, mientras canta que en el fondo del bosque hay un lago negro y profundo como su conciencia, cuando acaba la función una no puede más que preguntarse por el número de toallas que se emplea en cada pase y cruza los dedos para que nadie coja un trancazo en los próximos días.

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa; el presidente de AENA, Maurici Lucena, el diseñador de moda Josep Abril o los actores Joan Pera y Pere Arquillué son algunas de las personas que este miércoles no han querido perderse el inicio de la temporada 2024-2025 del Gran Teatro del Liceo. EFE

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