Costa-Gavras pide "valentía" política para facilitar la muerte, que es "un viaje personal"

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San Sebastián (España), 25 sep (EFE).- El cineasta Costa-Gavras presentó este miércoles en el Festival de San Sebastián su película 'Le dernier soufle' ('El último suspiro'), una 'dramedia' luminosa y positiva en la que aborda el derecho de los enfermos terminales a morir dignamente.

Pero el director griego fue más allá y, en la rueda de prensa posterior a la proyección de su cinta, pidió que "los Estados y los políticos tengan la valentía de crear lugares en los que, llegado un punto, alguien a quien no le interese seguir viviendo pueda decir 'quiero morir, ayúdenme a morir en las mejores condiciones' (...) cuando uno lo pida".

Además de las actrices Ángela Molina, Charlot Rampling y Marilyn Canto, que le acompañaban en el escenario, entre la prensa estaba el doctor Claude Granger, autor del libro 'El último suspiro. Acompañar el fin de la vida', en el que Costa-Gavras se apoyó para escribir el guion.

"Cada vez vivimos más años, tenemos que empezar a hablar de esto seriamente", apuntó el nonagenario director, Óscar en 1983 por 'Missing' ('Desaparecido'). "Hay una muerte que es un viaje personal y eso se tiene que hacer en las mejores condiciones, es factible", zanjó.

Entender este derecho "es cuestión de tiempo y de costumbre", dijo, y puso como ejemplo "la homosexualidad", denostada en "su época", y que ahora "hasta el papa acepta". Entiende el director de 'Capital' (2012) que las cosas deben llevar su tiempo, "pero los procesos se pueden acelerar", insistió.

Reprochó que el cristianismo haya enseñado "a sufrir, a parir con dolor, ¡pero qué necesidad!, eso es lo peor de la vida". Así que, "igual que hay soluciones para parir sin dolor tiene que haber lo mismo para morir".

Poética, amable, en momentos humorística y muy colorida, 'El último suspiro' es una cinta coral capitaneada por los actores Kad Merad como el doctor Agustin Masset, un médico especializado en cuidados paliativos, y Denis Podalydés como el escritor y filósofo Fabrice Toussaint que merodea la muerte en sus libros.

Cuando Toussaint descubre que puede estar enfermo se acerca al doctor Masset para entender mejor la vida y la muerte y acude a las reuniones de su equipo (no son actores, explica Costa-Gavras, son sanitarios reales).

El médico le cuenta que todo comenzó cuando una querida amiga (Rampling) le pidió ayuda para no sufrir en el último momento de su vida. Tras ella, un abanico de casos variados de enfermos y familias se enfrentan a la muerte, al derecho del enfermo a conocer la verdad, la posibilidad de morir en un centro o en casa, e incluso, el derecho de disfrutar de unas ostras antes de morir, por contraindicadas que estén.

Entre ellos, el de Molina, una matriarca gitana que engaña a su familia sobre su estado para poder despedirse de la vida "bailando y cantando". "Costa me ha enseñado hasta a morirme feliz", comentó la actriz madrileña.

Rampling ve la cinta como "una oda a la vida", mientras Canto cree que "habla del vinculo tierno y complejo que une a esta pareja".

Costa-Gavras agrega que "hay amor, respeto consejo y apoyo", todo ello inspirado en su propia vida.

Además, el director juega con los conceptos griegos "eros" y "tanathos" para burlarse de la negación absoluta de la sociedad ante la muerte, un "tabú total", dice, mientras los niños de hoy acceden sin problemas al porno.

A sus 91 años, el realizador tiene fuelle para reírse de todos cuantos le dijeron que "qué horror" el tema de su nueva película: "Como si haber hecho esto fuera una catástrofe, pues no, no creo que lo sea".

"Hay que prepararnos con convicción y con una sonrisa para lo que es inevitable", concluyó.

Junto con la cinta de Pedro Almodóvar, 'The room next door' ('La habitación de al lado'), la china 'Bound in Heaven' y 'Los destellos', de la española Pilar Palomero, cuatro películas abordan la muerte digna en esta 72 edición del certamen.

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