Naciones Unidas ha expresado su "extrema alarma" por el "drástico repunte de las hostilidades" entre Israel y el partido-milicia chií Hezbolá y ha recalcado que "las partes en conflicto deben distinguir en todo momento entre la población civil y los combatientes", tras una oleada de ataques ejecutada el lunes por el Ejército israelí contra Líbano que deja cerca de 500 muertos y más de 1.600 heridos. "Estamos extremadamente alarmados por el drástico repunte de las hostilidades entre Israel y Hezbolá y pedimos a todas las partes que cesen inmediatamente la violencia y garanticen la protección de los civiles", ha manifestado al portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani. Shamdasani ha indicado que el lunes fue "el día más mortífero de violencia en años", con 492 muertos, entre ellos 35 niños, y 1.6545 en territorio libanés, antes de resaltar que "las carreteras en el sur de Líbano están llenas de gente huyendo de la violencia en sus vehículos". Así, ha recordado que "esta última violencia llega tras los ataques mortales de la semana pasada en 'buscas' y 'walkie-talkies' en Líbano y Siria y el lanzamiento de cientos de cohetes por parte de Hezbolá contra Israel desde Líbano". "El Derecho Internacional Humanitario es muy claro. Todas las partes en un conflicto armado deben distinguir en todo momento entre la población civil y los combatientes, y entre los bienes de carácter civil y los objetivos militares", ha resaltado, al tiempo que ha reclamado "preservar a la población civil y los bienes de carácter civil". "Las leyes de la guerra también obligan a todas las partes a observar el principio de proporcionalidad", ha manifestado Shamdasani, quien ha incidido en que "los incidentes en los que civiles, incluidos niños y trabajadores médicos, mueren o resultan gravemente heridos, potencialmente en violación del Derecho Internacional, deben ser investigados de forma independiente, exhaustiva y transparente". Por último, ha remarcado que el jefe de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, "pide a todos los Estados y actores con influencia en la región y fuera de ella que eviten una mayor escalada y hagan todo lo posible para garantizar el pleno respeto del Derecho Internacional". Por su parte, la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Catherine Russell, se ha mostrado "profundamente alarmada por el actual aumento de los ataques mortales en Líbano e Israel, que según los informes se han cobrado la vida de al menos 24 niños y niñas en el sur de Líbano". La intensificación de la violencia representa una peligrosa escalada para los civiles de la zona", ha dicho, antes de advertir de que "muchos más niños están en peligro, con miles de familias desplazadas de sus hogares y ataques contra infraestructuras civiles". "Se han notificado niveles alarmantes de angustia psicológica entre los niños de ambos países, derivados no solo de su repentino desplazamiento, sino también de los bombardeos y los ataques aéreos que se han convertido en su realidad cotidiana desde hace casi un año", ha relatado. Por ello, ha indicado que "todas las partes deben cumplir las obligaciones que les impone el Derecho Internacional Humanitario de proteger a los civiles, las infraestructuras civiles, los trabajadores humanitarios y el personal médico". "Esto incluye facilitar el movimiento seguro de los civiles que buscan seguridad. UNICEF pide urgentemente una desescalada inmediata", ha apostillado. Durante los últimos días se ha registrado un repunte de las tensiones, especialmente tras la oleada de explosiones coordinadas la semana pasada en dispositivos de comunicación usados supuestamente por Hezbolá, que dejó alrededor de 40 muertos y unos 3.000 heridos. Posteriormente, más de 50 personas murieron el viernes en el bombardeo ejecutado por Israel contra el sur de la capital de Líbano, Beirut, entre ellos Ibrahim Akil, un alto cargo del grupo libanés. Las hostilidades en la región estallaron después de que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otras facciones palestinas lanzaran el 7 de octubre una serie de ataques contra Israel que dejaron casi 1.200 muertos y más de 250 rehenes. El Ejército israelí inició entonces una cruenta campaña militar contra Gaza que se salda por el momento con más de 41.400 muertos, a los que se suman más de 700 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este. Los ataques del 7 de octubre, denominados 'Inundación de Al Aqsa' por Hamás y sus aliados, llevaron además a la apertura del frente en la frontera entre Israel y Líbano, con combates constantes desde hace más de once meses. Además, los hutíes y milicias proiraníes de Irak han lanzado misiles y drones contra Israel --que ha ejecutado bombardeos contra territorio de Líbano, Siria y Yemen-- en respuesta a su ofensiva contra Gaza.