Starmer afronta su primer congreso laborista en el poder con el reto de ilusionar al país

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Judith Mora

Londres, 21 sep (EFE).- El primer ministro británico, Keir Starmer, afronta a partir mañana, domingo, el primer congreso anual de su Partido Laborista tras llegar al poder, con el reto de proyectar optimismo al Reino Unido después de denunciar la precaria situación financiera heredada de los conservadores.

Se espera que más de 20.000 afiliados de la formación gobernante acudan a la cita en Liverpool (noroeste de Inglaterra) del 22 al 25 de septiembre, donde, además de escuchar los discursos de sus líderes, podrán celebrar su arrolladora victoria electoral por mayoría absoluta el pasado 4 de junio.

Antes de que el martes intervenga Starmer, el lunes se dirigirá al pleno la ministra de Economía, Rachel Reeves -la primera mujer en el cargo-, que expondrá sus prioridades después de atribuir al anterior Gobierno 'tory' un déficit presupuestario oculto de 22.000 millones de libras (26.230 millones de euros).

Tanto Starmer como Reeves han advertido de que ese agujero en las finanzas públicas, en un momento de poco crecimiento económico, les obligará a presentar el 30 de octubre un "doloroso" presupuesto del Estado, en el que se prevén subidas impositivas y una reducción del gasto.

Si bien el compromiso con la disciplina fiscal ayudó al laborismo a volver a Downing Street tras 14 años de mandato conservador, cada vez más voces en los sectores empresarial y financiero piden al primer ministro que se muestre más positivo para no ahuyentar la inversión.

Además, los analistas predicen que, si no ofrece esperanza a medio plazo, Starmer puede perder el apoyo de los británicos, quienes, según los últimos datos, han empezado a reducir el consumo en previsión de un golpe a sus ingresos.

Fuentes del Gobierno indicaron a la prensa que seguramente el dirigente aprovechará el congreso para delinear un futuro próspero tras el esfuerzo de austeridad, con mejoras en el degradado servicio nacional de salud (NHS) y otros departamentos clave.

Con esto, intentará mantener la confianza en su Gobierno, que fue muy criticado por su decisión de recortar la subvención energética a los jubilados y denegar las ayudas sociales después del segundo hijo.

 Aunque en las pasadas elecciones obtuvo 411 escaños en la Cámara de los Comunes, frente a 121 de los conservadores, el Partido Laborista tiene una base popular limitada dado que solo atrajo el 34 % del voto.

Los 'tories' se llevaron el 24 % y los liberaldemócratas el 12,2 %, lo que les reportó 72 diputados, en el sistema electoral británico no proporcional. La formación populista de derechas Reform UK de Nigel Farage se quedó con 5 escaños con un 14,3 % del sufragio.

Pese a demostrar una implacable mano dura contra sus diputados díscolos -ha expulsado a siete del ala izquierda por infringir la disciplina de voto- y fomentar una imagen de incorruptible, Starmer ya se ha visto rodeado de varias polémicas que amenazan con erosionar su credibilidad.

Con menos de dos meses en el cargo, en los últimos días se ha sabido que no declaró, o lo hizo tarde, diversos regalos recibidos de millonarios donantes, entre ellos ropa de marca para su esposa.

También fue controvertida su aceptación de un asiento gratuito en tribuna para ver a su club de fútbol Arsenal, con el argumento de que así soluciona los problemas de seguridad que planteaba su asistencia como socio en la grada.

Paralelamente, la BBC reveló esta semana que se fragua una lucha de poder en Downing Street, entre partidarios y detractores de su jefa de gabinete, la ex alta funcionaria Sue Gray, de quien se filtró que cobra un sueldo de 170.000 libras (202.400 euros), 3.000 más que su jefe.

Hay otro asunto potencialmente desestabilizador para Starmer, y es su posición sobre la guerra en Gaza, entre llamamientos de las bases a imponer un embargo total de armas a Israel.

Con todo, los congresos ofrecen una oportunidad para verse las caras a los militantes de todo el país y, con un hito en las urnas por conmemorar, no hay duda de que proliferarán los festejos en Liverpool, una ciudad amante de la vida nocturna. EFE

jm/er/amg

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