La valiosa labor de paz de la Comunidad de San Egidio en la República Centroafricana

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Jean-Fernand Koena

Bangui, 21 sep (EFE).- La sociedad civil y representantes de los diferentes bandos de la guerra civil que ha sacudido la República Centroafricana (RCA) desde 2012 reconocen en el Día Internacional de la Paz, este 21 de septiembre, la labor del movimiento católico de la Comunidad de San Egidio para poner fin a la violencia en el país.

"Cuando era difícil para nosotros los anti-Balaka ponernos de acuerdo sobre la violencia, la Comunidad de San Egidio supo convencernos de la necesidad de hablar entre nosotros", explica a EFE Igor Lamaka, líder rebelde exiliado en el vecino Chad.

Las milicias cristianas anti-Balaka ("antibalas de AK47", en francés) se formaron como respuesta a la aparición de la coalición de grupos rebeldes de mayoría musulmana Séléka ("alianza" en idioma sango), que tomó la capital, Bangui, a finales de 2012 y derrocó al presidente François Bozizé, tras diez años en el poder (2003-2013), en un golpe perpetrado en marzo de 2013, dando inicio a una guerra civil.

Desde entonces, el país -uno de los más pobres del mundo pese a ser rico en diamantes, uranio y oro- sufre una violencia sistémica impulsadas por las diversas facciones armadas en las que terminaron divididos ambos grupos.

Aunque las primeras acciones de la Comunidad de San Egidio en la RCA se remontan a los años noventa, este movimiento laico con sede en Roma y que tiene presencia en más de 70 países del mundo, según la propia organización, ha tenido un importante papel desde 2013 en la construcción de la paz en el país africano al posicionarse como un actor imparcial para mediar en el conflicto.

El trabajo de mediación de la Comunidad de San Egidio contribuyó de manera "decisiva" al acuerdo de cese de las hostilidades alcanzado en unas conversaciones entre grupos armados en Brazzaville, capital de la República del Congo, en las que participaron más de 170 delegados, en julio de 2014, asegura a EFE Ali Ousmane, líder comunitario en el distrito musulmán de Bangui, conocido como el PK5.

"No he participado personalmente en los trabajos de la Comunidad de San Egidio, pero sabemos que ha contribuido enormemente a la paz desde 2013", señala Ousmane, al recordar que este movimiento consiguió también traer a la mesa de negociación a los grupos armados para la firma del acuerdo de paz alcanzado en 2019 en la capital de Sudán, Jartum, suscrito por catorce milicias.

"Si estáis en crisis y viene alguien a hablarte de paz, es que ese alguien os quiere", reflexiona el líder musulmán.

Por su lado, Joseph Bindoumi, presidente de la Liga Centroafricana de Derechos Humanos (LCDH), destaca que la Comunidad de San Egidio ha logrado más incluso que la actual Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la RCA (Minusca).

La Minusca sustituyó en 2014 a la Misión Internacional de Apoyo a la RCA con Liderazgo Africano (MISCA), liderada por la Unión Africana (UA) y establecida en 2013.

"La Minusca está en nuestro país con más de 12.000 hombres, con  mandatos repetidos, pero es la comunidad de San Egidio la que negoció la paz", destaca Bindoumi.

"Es una contribución que la Comunidad de San Egidio mira con modestia pero al mismo tiempo está feliz de ver que la paz va volviendo poco a poco", declara a EFE Prosper Ndouba, responsable del movimiento en Bangui, al recordar que, en 2013, el país "atravesaba mucha violencia".

Entonces, tras una reunión celebrada en Roma, esta organización católica firmó con las autoridades de transición del momento un Pacto Republicano que buscaba iniciar el proceso de reconciliación en el país.

A pesar de los "frutos" positivos que destaca con tono esperanzado Ndouba y después de todos los pactos citados que se han alcanzado durante la última década, lo cierto es que todavía dos tercios del país están controlados por milicias y, según la ONU, cerca de 500.000 personas están desplazadas internamente.

"Quedan muchos desafíos por superar, pero seguimos trabajando en ellos porque hoy en el interior y en las fronteras con los países vecinos se producen enfrentamientos que, lamentablemente, todavía producen algunas muertes", concluye Ndouba.

El trabajo en la RCA de este movimiento que favorece encuentros ecuménicos en todo el mundo ha ido más allá de la mediación, al tener también, por ejemplo, un centro pediátrico en Bangui, algo que no hace más que aumentar el respeto de la sociedad centroafricana hacia su labor. EFE

jfk/lbg/amg

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód 6763039, 13049876, 13049898, y otros)

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