Las opciones del marxismo en Sri Lanka causan temor antes de las elecciones

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Aanya Wipulasena

Colombo, 20 sep (EFE).- Sumida en una grave crisis financiera, Sri Lanka celebra este sábado unas elecciones presidenciales clave para su recuperación económica, pero bajo la sombra del auge de una formación marxista que lideró hace décadas una insurgencia armada y llegó a ser proscrita en el país, lo que ha desatado el temor en una parte de la población de más edad.

Casi 17 millones de votantes están llamados a participar mañana en los comicios, entre ellos M. S. Nona, quien recuerda cómo, cuando tenía siete años, miembros de la formación marxista Janatha Vimukthi Peramuna (JVP) entraron en su casa y sacaron a rastras a dos de sus tíos, que posteriormente fueron asesinados.

"Nos escondimos. Temíamos por nuestras vidas. La gente tuvo que cerrar los pozos de agua porque estaban contaminados con fluidos corporales de personas muertas", afirmó a EFE esta mujer, relatando los episodios de cruda violencia que vivió la isla a principios de los años 70 y a finales de la década de los 80, cuando el JVP encabezo sendas revueltas contra el Gobierno.

Ambos movimientos, que se saldaron con la ilegalización temporal del JVP, propiciaron la muerte de al menos 60.000 personas, según varias estimaciones.

Varias décadas después del suceso relatado por Nona, el líder del ya legalizado JVP, Anura Kumara Dissanayake, es considerado  uno de los favoritos para hacerse con la victoria en las elecciones presidenciales.

El político acude a estos comicios al frente de la coalición Poder Popular Nacional (NPP), con la promesa de acabar con la corrupción y dar un nuevo rumbo la recuperación económica de la isla, que se encuentra gravemente endeudada.

El aumento de la popularidad de Dissanayake, que en los últimos comicios obtuvo apenas un 3 % de los votos, es fruto del disgusto de la sociedad con respecto a los líderes tradicionales de la isla, a quienes reprochan su incapacidad para sacar a la nación de su profunda crisis económica.

Sin embargo, Nona es reacia a esta tercera vía y dice estar preocupada por el futuro de sus dos hijos en caso de una victoria del candidato marxista.

El analista político Aruna Kulatunga afirmó a EFE que Dissanayake "está tratando de alejarse" de esta visión que tiene parte de la sociedad, mientras que el JVP "demuestra que ya no son esa gente" que estuvo detrás de la revuelta armada.

"Pero esos recuerdos siguen en la mente de la gente", agregó el experto, quien sugirió que Dissanayake recibirá un fuerte apoyo del electorado joven que no vivió la etapa de la insurgencia marxista.

Según la Comisión Electoral, casi 900.000 votantes primerizos están llamados a participar en estos comicios.

Uno de ellos es Samadi Priyangika, de 22 años, quien dijo a EFE que votará por Dissanayake porque su partido no ha sido acusado de corrupción.

“Pasó mucho tiempo antes de que yo naciera. La gente cambia. Necesitamos un futuro sin corrupción", afirmó.

Muchos de estos jóvenes votantes formaron parte de las protestas antigubernamentales que provocaron la dimisión y salida del país en 2022 del entonces presidente Gotabaya Rajapaksa, así como de su hermano y ex primer ministro, Mahinda Rajapaksa, a quienes responsabilizaron de provocar la crisis económica.

Sunil Premaratne, de 62 años, trabajaba como conductor de autobús durante la insurgencia marxista y la recuerda como un episodio especialmente sangriento en el que las tiendas estaban cerradas día y noche.

"Fue una época difícil", sostuvo.

No obstante, asegura que comprende el auge de popularidad de Dissanayake, puesto que "la gente está luchando para llegar a fin de mes, no puede permitirse comer y quiere un cambio”.

Además de acabar con la corrupción, el candidato marxista propone una renegociación del acuerdo que la isla alcanzó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un préstamo de casi 3.000 millones de dólares para sortear la crisis.

Las condiciones exigidas por el ente monetario han sido cuestionadas por parte de la población, que ha observado un retroceso de su ya deteriorado nivel de vida.

El presidente saliente y otro de los principales favoritos a estas elecciones es Ranil Wickremesinghe, quien está detrás de este acuerdo con el FMI y pide a la población su confianza para mantenerse en el poder y continuar con su programa de recuperación.

Al Gobierno de Wickremesinghe se le atribuye la estabilización de la economía. Según el Banco Central de Sri Lanka, la inflación se situó en el 0,5 % el pasado agosto, en comparación al 70 % que llegó a alcanzar en 2022. EFE

aw-hbc/jgb

(foto)

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