Indígenas del Amazonas piden a Alemania presión en defensa de su territorio

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Berlín, 20 sep (EFE).- Jairo Saw Mundurukú y Alessandra Korap, representantes del pueblo indígena Mundurukú, pidieron este viernes que Alemania ejerza presión sobre el Gobierno brasileño para detener la minería ilegal, la deforestación, los agronegocios y la construcción de grandes proyectos de infraestructuras como centrales hidroeléctricas que amenazan la integridad de la selva amazónica.

"Los países deben presionar al gobierno brasileño para frenar la deforestación, la compra de soja y minerales de áreas protegidas, monitorear a las empresas que financian estas actividades y verificar si respetan los derechos de los pueblos indígenas", comentó en una entrevista a EFE, Jairo Saw Mundurukú, líder indígena (cacique) de la comunidad y aldea de Sawre Aboy.

Además agregó que “las tierras indígenas no deberían ser sacrificadas para enriquecer a otros”, poco antes de participar en una discusión sobre justicia climática y trabajo asociativo en el evento organizado por la iniciativa  “Berlín Activo en la Alianza Climática ” en el Berlin Global Village.

Sin embargo, la activista e integrante de la comunidad Mundurukú, Alessandra Korap, comentó a EFE que los países ricos son precisamente el origen del problema.

“El problema es que los países ricos, como Alemania, compran soja, minerales y madera de estas tierras. Financieramente, incentivan que políticos y empresarios brasileños destruyan nuestros bosques", aseguró.

Por ello, los indígenas Mundurukú hacen un llamado a los países de Europa para intentar impedir la entrada de invasores, madereros, cazadores, pescadores y mineros ilegales que talan bosques, envenenan ríos y llevan enfermedades mortales a su comunidad.

El pueblo Mundurukú cuenta con alrededor de 14.000 personas, y creció en las anchas orillas del río Tapajós en Pará con un área de 2,382,000 hectareas. En la actualidad su territorio es uno de los principales objetivos de la invasión minera, agronegocio y construcción de grandes proyectos de infraestructuras, como puertos de graneles y centrales hidroeléctricas en la Amazonia.

Durante la última década se han talado más de mil kilómetros cuadrados de selva amazónica en las explotaciones de soja brasileñas, a pesar del acuerdo internacionalmente reconocido para proteger la salvaje selva tropical.

“La selva les da vida a ustedes y quieren destruirla”, afirmó el líder de la comunidad Mundurukú.

"Para plantar soja hay que talar los bosques en pie, se corta, se quema, luego viene una máquina enorme, ara la tierra y luego plantan la soja. Miles de kilómetros talados para plantar soja, luego esta soja va en un gran camión, a la orilla del río, para ser puesta en un gran barco para venir a Europa", explica Alessandra.

La soja ocupa el 6% de la superficie agrícola mundial y es la planta para producir aceite vegetal y grasas más importante del mundo.

La activista y también ganadora del prestigioso Premio Goldman de Medio Ambiente, considera que los políticos "no están preparados para los incendios con estos cambios climáticos" y que por el contrario el Estado y los políticos "crean leyes para invadir" sus tierras.

"Antes nos preocupaba que nuestros cuerpos estuvieran contaminados con mercurio, que nuestros úteros estuvieran contaminados con mercurio, ahora estamos más preocupados por la sequía. Por ello, no hay comida ni agua", agrega el líder, Jairo Saw Munduruku.

La comunidad de Mundurukú ha diseñado un protocolo de "consulta previa" y esperan que sean consultados por el gobierno y por las empresas antes de llevar a cabo las distintas actividades que amenazan su territorio, sin embargo este protocolo no se respeta.

"Uno de los argumentos que esgrimen los del gobierno o los ruralistas (terratenientes), es que no hay indígenas. Entonces, quieremos evidenciar que si hay indígenas y que estamos allí antes del siglo XV, antes de la llegada de los europeos", concluyó el líder.

Según el líder indígena este pueblo que llaman "atrasado", reconoce que debe ser protegido y que el gobierno brasileño que le compete hacerlo, no tiene control y por el contrario "fomenta" el desarrollo de estas amenazas.

Por Valesca Ricardo Lavalle

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