Budapest/Bratislava/Roma, 19 sep (EFE).- Después de devastar vastas regiones de Europa central, con 23 muertos confirmados, la borrasca Boris arreció este jueves el noreste de Italia, desbordando ríos y causando grandes inundaciones que forzaron la evacuación de miles de personas, mientras que dos están desaparecidas.
Al mismo tiempo, en otras zonas la retirada de las masas de agua ha dejado al descubierto los enormes daños causados en viviendas, infraestructuras y vehículos.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció hoy un paquete de ayudas a los damnificados por valor de 10.000 millones de euros (más de 11.000 millones de dólares).
"Estoy aquí para asegurarles que Europa está a su lado", dijo Von der Leyen en rueda de prensa en Breslavia (Polonia).
La alerta roja rige en la región italiana de Emilia Romaña, la más afectada del país, tras haber sido azotada por intensas lluvias durante toda la noche. Más de 800 personas fueron evacuadas en la zona de Rávena y otras 165 en la zona de Bolonia.
En la región de las Marcas, las aguas del desbordado río Aspio han anegado varias zonas de la localidad de Ancona, mientras que varias aldeas han quedado aisladas por deslizamientos de tierra que han bloqueado las carreteras.
En la localidad de Bagnavallo, muy afectada por el desbordamiento del río Lamone, hay dos personas desaparecidas por el derrumbe del tejado en el que intentaron refugiarse.
El Gobierno checo confirmó este jueves que cinco personas han muerto, y otras ocho están desaparecidas debido a las riadas, y estimó que la reconstrucción de algunas localidades va a durar varios años.
Unas 12.000 personas permanecen evacuadas y 37.000 hogares sin luz. Decenas de lugares siguen con el máximo grado de alerta por inundaciones, principalmente en las riberas de los ríos Nezarka, Blanice y Dyje.
El río Elba alcanzó su nivel más alto en Usti (Aussig), no lejos de la frontera con la alemana Sajonia, con algo más de 6,8 metros, cuando lo normal son unos dos metros, y con los muros de protección resistiendo hasta ahora las masas de agua.
Mientras remiten las inundaciones en el oeste de Eslovaquia, el nivel del Danubio sigue subiendo más al sureste, donde se espera llegue a un nivel máximo mañana, viernes, en Komarno, junto a la frontera húngara.
En el centro de Bratislava, el agua del Danubio alcanzó los 9,8 metros, más del triple de su nivel normal, para descender hasta los 9,3 metro e la mañana de este jueves.
Budapest espera la llegada de la crecida del Danubio a niveles cercanos al récord de 2013, por lo que el Ayuntamiento habla ya de la "riada de la década".
El Danubio baja crecido desde Austria y Eslovaquia, y se prevé que a la altura de Budapest el nivel del agua alcance 8,5 metros en la noche del sábado.
En las zonas noroccidentales cercanas a Austria se han instalado presas y diques provisionales a lo largo de más de 550 kilómetros del Danubio y de otros ríos, si bien ya hay algunas localidades aisladas el agua, como Kisoroszi, a la que solo se puede entrar en helicóptero.
En Polonia, donde las inundaciones en el suroeste han causado ya siete muertos, se temen nuevos desbordamientos de ríos.
Durante la noche, el nivel del agua del río Óder a la altura de Breslavia (oeste), que normalmente es de poco más de tres metros, subió hasta 6,38 metros, según informó el alcalde de la ciudad, Jacek Sutryk, a la emisora TVN24.
Aunque hay esperanza de que los diques de contención aguanten la presión de las masas de aguas, la situación sigue tensa, pues se prevé que riesgo de inundaciones se mantenga hasta el lunes.
En una reunión del equipo de crisis, el primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió del peligro de subestimar la situación. "Es demasiado pronto para declarar la victoria sobre las inundaciones cerca de Breslavia", dijo Tusk.
En la región de Baja Austria (este), la más afectada por las riadas en la república alpina, 275 edificios seguían este jueves evacuados y una decena de localidades permanecían aisladas por las masas de agua.
No obstante, las autoridades han levantado la declaración de 'zona catastrófica' en gran parte de la región.
Las restricciones seguían vigentes sobre todo para el transporte ferroviario, y también estaban obstruidas varios tramos de carreteras y autopistas, mientras que unos 40 municipios siguen amenazados por deslizamientos de tierra y barro.