Groenlandia, filón en el que la UE quiere incentivar su modelo de inversión y desarrollo

Nuuk, 18 sep (EFE).-  La isla más grande del mundo es un filón de materias primas esenciales en un mundo con cada vez más complicaciones geopolíticas: Groenlandia se deja querer por inversores pero la Unión Europea quiere ganar ventaja frente a China o Estados Unidos con su modelo de inversión y desarrollo local.

Un aeropuerto de Nuuk recientemente ampliado recibe a los visitantes que llegan a la capital groenlandesa con los precintos todavía puestos en escaleras y puertas de madera importada -como muchos productos que se consumen en ese país autónomo dependiente de Dinamarca-, por la carestía de árboles en su territorio.

Una infraestructura ejemplo de las conexiones que quiere impulsar el país, actualmente solo alcanzable por avión desde Islandia o Dinamarca y, de manera muy limitada, Canadá, y para cuyo desarrollo las autoridades se han decantado por aliados europeos en lugar de inversores chinos pese a su interés inicial.

“Queremos ofrecer una asociación mutuamente beneficiosa, lo que significa que nuestra cooperación es muy amplia”, explica la comisaria europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, en un discurso en la Universidad de Groenlandia, Ilisimatusarfik.

Urpilainen está en Nuuk para abordar los progresos en la cooperación bilateral tras la apertura este año de la primera oficina de la Unión Europa (UE) acompañada de un pequeño grupo de medios.

Con una de las menores densidades de población del mundo (unos 56.600 habitantes en 2,166 millones de kilómetros cuadrados, la mayor parte cubiertos permanentemente por hielo) y unas exportaciones basadas en un 90 % en la pesca, Groenlandia está decidida a diversificar sus fuentes de ingresos y apostar por un turismo y una explotación minera sostenibles.

La UE, por su parte, quiere variar sus cadenas de suministros en un momento especialmente inestable por guerras como las de Ucrania o Gaza y para reducir su dependencia de China en un área tan sensible.

En Groenlandia, la UE ha identificado 25 de las 34 materias primas que considera esenciales para su transición ecológica, y sabe que con las inversiones adecuadas puede convertirse en un núcleo de energía verde para exportar el hidrógeno limpio que Europa y otras regiones necesitan, dice la comisaria.

“En lo que se refiere a materias primas críticas y diferentes minerales, Groenlandia es un superpoder (…) Nuestro objetivo no es realmente extraer y exportar esos minerales a Europa, sino crear también valor nacional y local”, explica Urpilainen a EFE.

Dice que la UE ofrece un enfoque integral que incluye asistencia técnica, refuerzo de capacidades de la administración, formación y educación que acompañen las inversiones privadas, lo que asegura que contrasta con la “estrategia de extraer y exportar” china.

Pero atraer el interés de los inversores europeos a esta parte del mundo todavía poco conectada por infraestructuras y con elevados costes, es un desafío.

Urpilainen destaca que el clima empresarial en Groenlandia es positivo, que necesita fuerza laboral (la tasa de desempleo es prácticamente cero), la sociedad es muy estable, hay buena infraestructura y la UE podría ayudar en la formación de trabajadores.

Muestra de la apuesta europea por Groenlandia es la inauguración de la oficina comunitaria en Nuuk en marzo por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien firmó entonces dos acuerdos de cooperación por cerca de 94 millones de euros centrados en la educación y cualificación y la energía limpia, en el marco de Global Gateway, la estrategia de inversión de la UE para el mundo.

En 2023 ya se firmó con Groenlandia un memorando de entendimiento sobre materias primas críticas para invertir en la región ártica, y ahora prepara la visita de una misión de empresarios europeos en dos semanas.

La UE sabe que invertir en educación es fundamental, y contribuye con 200 millones de euros a ese sector en Groenlandia para el periodo 2021-2027 (lo que supone un 12 % del presupuesto educativo del país).

El 76 % de los niños preescolares acuden a clase, un 7 % más que hace diez años, y el reto ahora es reducir el abandono de los estudios de los adolescentes y potenciar una formación superior que les prepare para las profesiones que necesita el país a fin de llevar a cabo la transición verde y digital.

La UE apoya también centros como el Arctic Hub, especializado en conectar a investigadores y facilitar el acceso a programas comunitarios como Horizonte Europa o Erasmus+, que ahora trata de rastrear a los científicos que llegan a Groenlandia.

“No sabemos quiénes son, adonde van, con quién cooperan (…) El Gobierno no está en contra de los investigadores, pero quiere más transparencia y saber para qué se usan esos datos”, comenta la consultora del Arctic Hub Jula Maegaarg-Hoffmann.

  Rosa Jiménez