De una "humillación" para Hizbulá a una posible guerra total, según analistas israelíes

Núria Garrido y Jorge Dastis

Jerusalén, 18 sep (EFE).- Pocos analistas se atreven a sacar conclusiones tras las explosiones de miles de buscapersonas asociados a Hizbulá, en un ataque atribuido a Israel, pero de lo que no dudan es en describirlo como una "humillación" para el grupo chií, que podría ser el preludio de una guerra abierta.

"Es difícil predecir si esto será el paso previo a una ofensiva a gran escala de Israel, pero lo que está claro es que esta operación reveló cómo de expuesto está Hizbulá a la inteligencia israelí", señaló Orna Mizrachi, investigadora del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, en un encuentro con periodistas.

Por su parte, el experto Eyal Pinko, del Centro Begin Sadat de Estudios Estratégicos de la Universidad Bar Ilan, cree que Israel buscaba mandar un mensaje de anticipación a la milicia libanesa, que en los últimos días había vuelto a incrementar el lanzamiento de cohetes y drones contra el norte de Israel.

"Hemos normalizado durante estos meses la llegada (diaria) de 30 o 40 proyectiles de Hizbulá, pero Israel hasta ahora no ha ido a más. Creo que lo que ha querido dejarle claro es que tiene poder sobre ellos, que saben quiénes son, qué hacen y que, en cuestión de segundos, podrían hacerles mucho daño", señaló el analista en una rueda de prensa.

Las detonaciones ya han causado doce muertos, entre ellos dos menores y varios combatientes del grupo, y casi 3.000 heridos que han sido atendidos en un centenar de hospitales, confirmó el ministro libanés de Salud Pública, Firas Abiad.

"El ataque ha logrado colapsar también el sistema de salud libanés, que ya era precario, y lo deja en una situación todavía peor en caso de que estalle una guerra", indicó Mizrachi.

Qué va a ocurrir tras este golpe es la gran incógnita. Mizrachi vaticina dos posibles escenarios: una respuesta en represalia de Hizbulá, o bien que Israel tome la iniciativa e inicie una ofensiva a gran escala.

Opina lo mismo Avi Melamed, analista y exoficial de la inteligencia israelí, quien en una entrevista con EFE destacó la "humillación" que supone para el grupo libanés verse expuesto de esta manera, lo que podría obligarlo a actuar "de una forma mucho más grande y a mucha mayor escala".

Los chiíes, que al poco del incidente ya lo atribuyeron a un ataque israelí, advirtieron anoche que el país recibirá "su justo castigo".

Israel, por su parte, ha desplegado más tropas en la frontera norte, como la División 98 del Ejército, que fue retirada de la Franja de Gaza, según un comunicado castrense.

 

La principal hipótesis que circula en los medios es que la espectacular operación israelí fue lanzada antes de tiempo, por miedo a que el grupo libanés hubiera descubierto que los buscapersonas habían sido alterados con cargas explosivas.

Según Melamed, esto hace pensar que el ataque fue ideado para desestabilizar a Hizbulá como primer paso en el caso de una guerra abierta con el grupo, algo cada vez más plausible a medida que continúa el intenso intercambio de fuego a través de la frontera, que desde hace once meses obliga a miles de israelíes a vivir desplazados, en hoteles o casas de familiares.

El experto indicó que la pelota está ahora en el tejado del grupo libanés, y dejó entrever que no piensa que las autoridades israelíes cuenten con una estrategia clara para el conflicto en la frontera con Líbano, más allá de su objetivo declarado de devolver a los residentes a sus hogares.

En este sentido, Mizrachi recordó que la presión hacia el Gobierno de Benjamín Netanyahu para que empiece una guerra total contra Hizbulá es cada vez mayor entre algunos sectores de la sociedad israelí, después de casi un año en el que unas 60.000 personas siguen evacuadas.

"Desde mi punto de vista, veo inevitable que estalle una guerra total porque se da por imposible el acuerdo de tregua en Gaza que es siempre la condición que pone Hizbulá para cesar sus ataques contra el norte de Israel", agregó.

Hizbulá ha reiterado que dejaría de atacar a Israel si este detiene su ofensiva sobre la Franja de Gaza, donde ya se suman más de 41.200 muertos y 95.500 heridos, una idea que las autoridades israelíes rechazan.