El Congreso brasileño se abre a endurecer las penas a quienes provocan incendios

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São Paulo, 17 sep (EFE).- El presidente del Congreso brasileño, el senador Rodrigo Pacheco, se abrió este martes a endurecer las penas para quienes provocan los incendios que asolan el país, aunque defendió las leyes ambientales que permiten la deforestación en tierras privadas.

Pacheco dijo, en el marco de una reunión de urgencia convocada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que se pueden plantear "agravantes" de las penas en función de la "magnitud" de los incendios.

"Una cosa es provocar un incendio en una hectárea y otra es causar uno en un parque natural que además afecta a una ciudad", señaló durante la reunión.

Sin embargo, Pacheco, un político de centroderecha, dijo que los incendios eran algo "marginal" y que no se puede "afectar" la generación de riqueza, pese a que el sector agropecuario es uno de los culpables de los incendios y de la deforestación.

"No podemos pensar que es vergonzoso ser líder mundial en producción de carne bovina o en producción de azúcar", apuntó el representante de un Parlamento donde una mayoría de legisladores está vinculada al sector agropecuario.

En la misma línea, el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, también de centroderecha, defendió la ley forestal, que permite la deforestación de tierras privadas en hasta un 80 % en el caso del Cerrado, un ecosistema que abarca gran parte del interior, y un 20 % en la Amazonía.

Ni Lira ni Pacheco se refirieron a la sugerencia del presidente de la Corte Suprema, Luís Roberto Barroso, también presente en la reunión, de prohibir la regularización de las tierras quemadas.

Lula reunió este martes a todas las autoridades del Estado para discutir medidas "urgentes" y "definitivas" frente a la sequía más severa en 75 años y que afecta ya al 58 % del territorio.

Hay más de 200 incendios de grandes proporciones activos, en su práctica totalidad provocados por el hombre, según el Gobierno.

En la Amazonía, en lo que va de año se han quemado 96.000 kilómetros cuadrados, un 2,3 % del ecosistema.

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