Samaranch: "Lo fundamental y lo más complejo será mantener la independencia del olimpismo"

Natalia Arriaga

Madrid, 16 sep (EFE).- Juan Antonio Samaranch (Barcelona, 1959), uno de los siete candidatos a presidir el Comité Olímpico Internacional (COI) a partir de marzo de 2025, considera que mantener al Movimiento Olímpico libre de injerencias políticas será la prioridad del próximo presidente, un puesto para el que estima que tiene experiencia y criterio.

Hijo del dirigente homónimo que presidió el organismo entre 1980 y 2001, el candidato aseguró a EFE que su apellido no contará "para nada" en esta carrera electoral, en la que tendrá como rivales al británico Sebastian Coe, al francés David Lappartient, al japonés Morinori Watanabe, al jordano Feisal al Hussein, al sueco-británico Johan Eliasch y a la zimbabuense Kirsty Coventry

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P. ¿Por qué quiere presidir el COI?

R. El COI llega a estas elecciones en un momento muy sólido, tras unos grandes Juegos y tras una gran presidencia que ha hecho avanzar el Movimiento Olímpico hacia el siglo XXI. Pero la velocidad de cambio es enorme y hace falta mucha experiencia y criterio para gestionar algo tan complejo. Llevo 24 años en el COI, soy vicepresidente, he presidido el comité de coordinación de unos Juegos Olímpicos (Pekín 2022), conozco la parte digital a través del Canal Olímpico y a ello se suma mi experiencia como empresario en el mundo de las finanzas, en una compañía presente en tres continentes.

P. ¿En qué cambiaría el Movimiento Olímpico con su presidencia?

R. Claro que se puede ser más eficiente, pero ahora mismo lo fundamental, que es mucho más complejo, es trabajar por la independencia del Movimiento Olímpico en este mundo tan polarizado. Esa independencia está amenazada por los intereses de distintos grupos. No somos la ONU, pero en un momento de gran inestabilidad, con más de 40 guerras o conflictos en el mundo, hemos logrado reunir a los jóvenes de todos los territorios bajo un mismo techo. Nuestra labor es demostrar que otro mundo es posible, un mundo en el que las diferencias no solo no puedan separarnos, sino que sean algo que tenemos que celebrar.

P. ¿Qué enseñanzas para el futuro deja el conflicto con Rusia?

R. Que el COI nunca puede tomar posición. Si sancionamos a Rusia fue por haber traicionado el juramento de la Tregua Olímpica en plenos Juegos de Invierno. Y al Comité Olímpico Ruso le sancionamos por invadir responsabilidades de otro comité soberano (el ucraniano). Pero aun así, a los deportistas rusos neutrales les permitimos participar en los Juegos de París.

P. Hablando de la independencia del COI, ¿entiende que causara indignación la descalificación de una refugiada afgana por exhibir, cuando ya estaba eliminada, un pañuelo con la leyenda 'libertad para las mujeres afganas'?

R. Tenía que ser descalificada. Tengo el máximo respeto por las mujeres afganas, pero el terreno de Juego tiene que estar libre de cualquier manifestación, por muy legítima que sea. Una misma declaración puede parecer extremadamente valiente en medio mundo y ofender al otro medio. Si abrimos la puerta, habrá problemas.

P. ¿Qué haría con el programa deportivo? ¿Mantendría la opción de que la ciudad organizadora de los Juegos pueda elegir varios deportes, aunque en la siguiente edición desaparezcan, como les ha pasado al kárate o al breaking?

R. No hay soluciones perfectas, pero las ciudades organizadoras hacen un esfuerzo muy grande y esta es una manera de ayudarlas. Soy partidario.

P. ¿Cómo solucionaría el problema del boxeo, a día de hoy fuera del programa de los Juegos de Los Ángeles 2028?

R. Es pronto para hablar de ello. Después de hoy tenemos siete meses de campaña. El boxeo tendrá la solución que deba tener y hasta ahora hemos conseguido que sus atletas puedan participar en los Juegos. No es solo el boxeo, hay mucho que hacer. Espero de aquí a final de año elaborar un buen programa tras consultar con mucha gente para ver qué es lo que hay que atender de forma más rápida. Pero el legado que recibirá el nuevo presidente será muy sólido. Es el momento de convertir en oportunidades los retos del nuevo mundo que viene.

P. ¿Su apellido le ayudará en estas elecciones?

R. Mi apellido no cuenta para nada. Ni para bien ni para mal. EFE

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