Las autoridades de Nigeria han confirmado que alrededor de 280 presos se fugaron la semana pasada de una cárcel de la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno (noreste), después de que los muros fueran derribados por las aguas liberadas a causa de la rotura de una presa en la zona, provocando unas inundaciones que dejan ya cerca de 40 muertos. El Servicio Correccional de Nigeria ha indicado a través de un comunicado compartido a través de su perfil en la red social Facebook que 281 reclusos han escapado y que siete de ellos han vuelto a ser capturados. "La inundación derribó los muros de las instalaciones penitenciarias, incluido el centro de detención de seguridad media de Maiduguri, así como las dependencias del personal en la ciudad", ha explicado el jefe de Relaciones Públicas del Servicio, Abubajar Umar. Además, ha apuntado que en el momento de la evacuación de reclusos a una instalación segura registraron la falta de los presos, si bien ha destacado que "el servicio tiene bajo su custodia sus datos, incluidos los biométricos", por lo que está trabajando con otras agencias y han activado despliegues policiales. La rotura de la presa tuvo lugar días después de que varios residentes de la zona alertaron de que se encontraba al máximo de su capacidad por las intensas lluvias en la zona, situación que ha dejado además cerca de un millón de damnificados. El gobernador de Borno, Babagana Zulum, ha reconocido que la situación "es muy devastadora" y ha prometido la entrega de ayuda a los afectados. En este contexto, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha afirmado que las inundaciones registradas durante los últimos meses en países del Sahel y la región de la cuenca del lago Chad han empeorado las crisis humanitarias en estas zonas de África, por lo que ha pedido aumentar la ayuda internacional para dar apoyo a los más vulnerables. "Hemos perdido la mayoría de nuestros sustentos bajo las aguas y la velocidad de las mismas no nos permitió coger ninguna propiedad importante con nosotros", relata Modu, un hombre afectado por las inundaciones en Maiduguri. "Estoy ayudando a otras víctimas de las inundaciones, especialmente los que no tienen un cobijo alternativo, a trasladarse a otros lugares. Todos estamos viendo cómo nuestras casas se inundan y no podemos hacer nada", lamenta. Por ello, el director del NRC para África central y occidental, Hassane Hamadou, ha destacado que "la situación en el Sahel y el lago Chad es cada vez más dura" y ha explicado que "los efectos del conflicto, el desplazamiento y el cambio climático están suponiendo una grave carga para las poblaciones vulnerables". "Nuestra prioridad inmediata es garantizar que las personas afectadas en toda la región reciban ayuda esencial, como refugio, alimentos y suministros de higiene", ha dicho, antes de reseñar que "las soluciones a largo plazo, incluida la mejora de las infraestructuras existentes, deben coordinarse con los gobiernos locales para generar resiliencia ante futuros desastres". La ONG ha especificado que las comunidades que viven en la cuenca del lago Chad en países como Camerún y Níger ya hacen frente al conflicto y al desplazamiento a causa de la inseguridad, a lo que se suma la amenaza de los desastres derivados del cambio climático, con inundaciones cada vez más frecuentes en la zona. Esto provoca que terrenos agrícolas de toda la región, claves para la economía y la seguridad alimentaria en la zona, hayan quedado destruidos, lo que pone en peligro los medios de subsistencia y agrava la inseguridad alimentaria. Además, han puesto en peligro el acceso a la educación, ya que las escuelas han sido destruidas, se han visto obligadas a cerrar o se están utilizando para proporcionar refugio a las comunidades afectadas. En el caso de Malí, donde la temporada de escasez ha empujado a muchas familias al filo de la hambruna, las familias que dependen de la agricultura de subsistencia y la ganadería han perdido todo, lo que hace urgente la entrega de ayuda a los damnificados para evitar un agravamiento de su situación. El NRC ha lamentado además que el Plan de Respuesta Humanitaria para el Sahel en 2024 se encuentra en estos momentos financiado al 25 por ciento, a pesar de que ha pasado ya más de la mitad del año, por lo que ha remarcado que la comunidad internacional debe garantizar un aumento de la financiación a los proyectos de emergencia y recuperación a largo plazo. "Estas graves inundaciones son un duro recordatorio de la vulnerabilidad de la región del Sahel y del lago Chad frente al cambio climático, que sólo puede empeorar en el futuro cercano", ha sostenido Hamadou. "Las comunidades en situación de fragilidad que ya viven en crisis no pueden hacer frente solas a estos desafíos", ha zanjado.