La misión de la ONU en República Centroafricana cumple diez años entre elogios y críticas

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(Corrige el décimo párrafo. La cita corresponde a Joseph Bendounga)

Jean-Fernand Koena

Bangui, 15 sep (EFE).- La Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (Minusca) cumple este domingo diez años de operaciones entre elogios por su apoyo a las instituciones del país, y críticas por su incapacidad para imponer la paz.

El 15 de septiembre de 2014, la Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana (RCA) con Liderazgo Africano (MISCA), liderada por la Unión Africana (UA), transfirió su autoridad a la Minusca, constituida el 10 de abril de ese año.

"Saludamos el esfuerzo de la Minusca junto a las instituciones. Heredaron una situación difícil en aquel momento, pero gracias a su acción logramos objetivos, particularmente en términos de paz", declaró EFE el ministro portavoz del Gobierno centroafricano, Maxime Balalu.

El país -uno de los más pobres del mundo pese a ser rico en diamantes, uranio y oro- sufre violencia sistémica desde finales de 2012.

Una coalición de grupos rebeldes de mayoría musulmana -los Séléka ("alianza" en idioma sango)- tomó entonces la capital, Bangui, y derrocó al presidente François Bozizé tras diez años en el poder (2003-2013), dando inicio a una guerra civil.

Como resistencia a los Séléka se formaron las milicias cristianas anti-Balaka ("antibalas de AK47", en francés) que, como el primer grupo, terminaron divididas en facciones armadas.

Entre diciembre de 2012 y diciembre de 2013, la RCA cayó en un caos. En Bangui y otras ciudades se registraron escenas de violencia sin precedentes y la MISCA, compuesta por unos 6.000 efectivos, demostró sus limitaciones al afrontar esa inseguridad.

La ONU, que ya advirtió sobre el riesgo de genocidio, seguía de cerca los acontecimientos en el país.

Algunos políticos centroafricanos como Joseph Bendounga, líder de la oposición a Bozizé, y Michel Djotodja, que sería presidente de la RCA de 2013 a 2014, ya habían propuesto la idea de poner al país bajo la supervisión de la ONU.

"Dada la situación en ese momento, sentimos que sólo la ONU podía ayudar a recuperarnos. Aunque la situación sigue siendo alarmante, creo que no deberíamos perder de vista lo esencial. La Minusca ha avanzado, pero aún queda mucho por hacer", comentó a EFE Bendounga.

El despliegue de la Minusca, que ha llegado a movilizar unos 22.500 efectivos (incluidos más de 13.500 soldados y 3.000 policías) hasta el pasado marzo, simbolizó la esperanza de una población abrumada e indefensa ante Séléka y las milicias anti-Balaka, que mataban, saqueaban y violaban a mujeres.

“Creíamos que con la presencia de la ONU podríamos lograr la paz muy rápidamente", dijo a EFE Ulriche Wanakoulé, oriundo de Loura (oeste), localidad donde el grupo rebelde 3R (Retorno, Reclamación y Rehabilitación) mató a civiles en 2019.

"Pero se nos habla de mandatos mientras los grupos armados se organizan y matan en masa. Esto no es posible", añadió Wanakoulé.

La Minusca, que tiene un mandato para proteger a la población civil, no ha logrado establecer la paz en el país, un resultado que desagrada al presidente de la Liga Centroafricana de Derechos Humanos, Joseph Bindoumi.

 "La Minusca es un fracaso. Está ahí para imponer la paz y decidir entre las partes en conflicto. Pero con el tiempo, su mandato se convirtió únicamente en proteger a los civiles", dijo a EFE Bindoumi.

"Está allí con 12.000 hombres, no puede hacer lo necesario. Delante de ella es donde los mercenarios de Wagner vienen a vivir juntos en la misma zona. ¿El papel de la Minusca es vivir en una zona donde hay mercenarios que matan?", arguyó el activista.

Centenares de mercenarios rusos del grupo de seguridad privado Wagner han llegado a la RCA desde 2018, cuando Moscú y Bangui firmaron un acuerdo bilateral de cooperación militar, según las investigaciones de expertos de la ONU.

La Minusca también ha sido criticada por la presunta implicación de cascos azules en casos de violación.

“Varios contingentes que trabajan bajo la bandera azul están implicados en presuntos casos de violación", dijo a EFE Laure, familiar de una mujer violada por fuerzas de paz en la urbe de Bambari (sur).

"Hoy, si hay que hacer un balance, es deplorable porque además de las mujeres que son violadas por los grupos armados, los cascos azules también lo hicieron sin ser juzgados y es dramático y escandaloso", denunció Laure. EFE

jfk/pa/fpa

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Cód 13010222, 13049860, 13011820 y otros)

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