Brasilia, 13 sep (EFE).- El español Álvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), admitió en una entrevista con EFE que parte del mundo en desarrollo hoy desconfía de los países ricos al momento de discutir pactos globales contra el cambio climático, el hambre o la pobreza.
"Dada la complejidad (mundial) y los conflictos en aumento, durante los últimos años los países africanos y otros en desarrollo han mostrado una desconfianza con futuros acuerdos" en relación con esos grandes asuntos, declaró Lario, quien participa en reuniones del G20 que se celebran bajo la presidencia brasileña.
Chapada dos Guimaraes, en el estado de Mato Grosso do Sul, el mayor granero de Brasil, ha acogido la reunión ministerial del grupo de trabajo de Agricultura del G20, las mayores economías del mundo, las cuales se comprometieron este jueves a garantizar la seguridad alimentaria global mediante la adopción de prácticas de producción agropecuaria sostenibles en sus países.
Lario aseguró que también percibe que los países más desarrollados se "esfuerzan" por "intentar mejorar la financiación y atender parte de esas demandas", pero lo hacen "al mismo tiempo que sus electorados y sus necesidades políticas están cambiando, lo cual hace todo más complejo".
Parte de esa desconfianza se expresa en discusiones de pactos globales frente al cambio climático, un punto en el que países más pobres afirman que el mundo desarrollado ha incumplido compromisos de financiación a las naciones que mantengan sus selvas en pie.
Inversiones para frenar migraciones
Según el presidente del FIDA, "los países que consideran que no han provocado el cambio climático están siendo muy impactados y al mismo tiempo tienen poblaciones de millones de personas afectadas en sus posibilidades de producir alimentos y precisan soluciones ya".
Alertó además de que, en esos países, "los pequeños agricultores son los que más sufren y los que menos reciben del total" de dinero destinado a la "financiación climática".
Según Lario, si no se generan mecanismos para dirigir un mayor flujo de inversiones hacia los países más pobres o abrir espacios fiscales, el mundo pudiera enfrentar "dificultades mayores", dadas por "cientos de millones de personas que, en muchos casos, producen alimentos, pero al mismo tiempo no pueden alimentarse adecuadamente".
Una posible consecuencia sería un incremento de las migraciones "forzadas" desde esos países, que "no tienen posibilidades de desarrollo aceptables", apuntó.
El perdón de deudas, entre las posibles salidas
Consideró que una de las posibles salidas, y que el FIDA ha sugerido al G20, integrado por las veinte mayores economías del mundo, pasa por la antigua discusión sobre la condonación de las deudas de los países más pobres.
"La realidad que vemos ahora mismo es que más del 60 % de los países de renta baja está en riesgo de deuda muy elevado", y muchos destinan hasta el 15 % de sus presupuestos al pago de intereses, lo cual merma su capacidad de inversión en sectores estratégicos, indicó.
Lario afirmó que los marcos para la refinanciación de deudas "no están funcionando", por lo que consideró urgente abordar nuevas fórmulas, que incluyan también a los acreedores privados.
Según el presidente del FIDA, "hasta hace diez años, más de dos tercios de las deudas" de los países en desarrollo "se renegociaban en el Club de París", pero hoy en esa instancia global solamente se discute un "tercio" de esas obligaciones.
En su opinión, "de esto se tiene que hablar" y una solución para las deudas sería "muy importante" y "una variable" más para fomentar el desarrollo de los países más pobres.
Más allá de eso, afirmó que el dinero para superar la pobreza y el hambre "está", aunque "el tema es cómo se utiliza".
Puso como ejemplo "los 600.000 millones de dólares" que el mundo en desarrollo destina anualmente a subsidios agrícolas, que si fueran "utilizados para financiar la adaptación al clima y beneficiar a los grupos más pobres, tendrían un impacto mucho mayor".
También valoró la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza propuesta por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva durante su presidencia del G20.
"Aunque se conoce que existe y sigue existiendo el hambre", y se sabe que "las cifras en los últimos años han ido a peor", ese asunto no suele estar en el "foco de estos foros", dijo en reconocimiento a la agenda propuesta por Brasil.
Sin embargo, indicó que "lo más importante ahora es cómo eso va a continuar" dentro del G20 el año próximo, cuando será presidido por Sudáfrica, que en 2026 le pasará el testigo a Estados Unidos.
Eduardo Davis