Johannesburgo, 11 sep (EFE).- Un desacuerdo sobre un proyecto de ley educativa amenaza la estabilidad del Gobierno de unidad nacional que dirige Sudáfrica y al que el oficialista Congreso Nacional Africano (CNA) se vio forzado tras perder por primera vez la mayoría absoluta en las elecciones generales del pasado mayo.
El anuncio este miércoles de que el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, firmará el próximo viernes el Proyecto de Ley de Enmienda de la Ley de Educación Básica (BELA, por sus siglas en inglés), despertó el rechazo de la Alianza Democrática (DA), hasta hace poco el principal partido de la oposición y ahora el primer socio del CNA en el Ejecutivo.
"Si sigue adelante, a pesar de las fuertes objeciones de la DA, (Ramaphosa) violará tanto la letra como el espíritu de la Declaración de Intenciones conjunta, que establece las bases del Gobierno de Unidad Nacional", dijo en un comunicado el líder de la DA y actual ministro de Agricultura, John Steenhuisen.
Steenhuisen recordó que, para su partido, la enmienda propuesta es "inaceptable" por sus "implicaciones constitucionales para el derecho a la educación en la lengua materna, entre otros problemas".
"La DA urgió al presidente Ramaphosa a enviar de nuevo el proyecto de ley al Parlamento para realizar algunas modificaciones simples y hacer que cumpla con la Constitución", destacó el ministro, al acusar al jefe de Estado de actuar de manera "unilateral".
Sin embargo, la Presidencia subrayó en su anuncio que la norma "busca fortalecer la gobernanza en el sector educativo de Sudáfrica" y que "las enmiendas son una respuesta a sentencias judiciales que protegen y hacen efectiva la Carta de Derechos" de la Constitución sudafricana.
Este proyecto de ley ha estado rodeado por la controversia y la desinformación y ha sido criticado por la falta de detalles compartidos con la ciudadanía y la ambigüedad de varias provisiones.
Algunos de los aspectos que han despertado recelos tienen que ver con la educación sexual, el idioma usado en las aulas, la edad de escolarización obligatoria, la educación en el hogar o la falta de fondos para implementar todas las medidas propuestas, entre otros.
"Si el presidente sigue haciendo caso omiso a nuestras objeciones, está poniendo en peligro el futuro del Gobierno de Unidad Nacional y destruyendo la buena fe en la que se basaba", advirtió Steenhuisen, quien dijo que se reunirá con Ramaphosa antes del viernes para abordar el asunto.
Este episodio despierta de nuevo el fantasma de la inestabilidad y deja en evidencia la fragilidad del Ejecutivo, que integra once partidos, incluida la DA (centroderecha liberal), tradicionalmente asociada al voto de la minoría blanca, el 7,70 % de la población sudafricana.
Salpicado por casos de corrupción y desgastado por los problemas que afectan al país, como el elevado desempleo, la criminalidad o la escasez energética, el CNA no ha hecho más que perder apoyo durante los últimos años y, en los últimos comicios generales, consiguió sólo un 40,18 % de los votos, perdiendo la cómoda mayoría absoluta que mantenía desde la instauración de la democracia en 1994.