Independentismo catalán exige unidad en la Diada nacional menos concurrida desde 2012

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Barcelona, 11 sep (EFE).- En la que fue la Diada nacional catalana menos concurrida desde el inicio del 'procés' independentista en Cataluña, asociaciones y manifestantes separatistas abroncaron este miércoles a los partidos por sus "disputas electoralistas" y les exigieron "unidad" estratégica, porque Cataluña no está "pacificada".

La celebración de la Diada del Once de Septiembre, fiesta nacional de Cataluña, constató este año las horas bajas que vive el independentismo catalán, después que el 'procés' iniciado en 2012 no haya logrado el objetivo de separarse de España y sus impulsores se hayan enzarzado en disputas internas.

Las asociaciones civiles convocantes de la manifestación expusieron hoy su decepción con los partidos políticos independentistas, en un manifiesto conjunto que se leyó al término de una marcha a la que se sumaron unas 60.000 personas en Barcelona, según la policía municipal.

Se trata de la cifra de asistentes más baja desde 2012 -sin tener en cuenta el paréntesis de la pandemia de coronavirus-, por debajo de las 115.000 personas que acudieron a la manifestación del año pasado, aunque en esta edición el formato de la movilización era descentralizado, con convocatorias en cinco ciudades: Barcelona, Girona, Tarragona, Lleida y Tortosa.

Según las diferentes policías locales, en Girona participaron unas 6.500 personas en la manifestación independentista, en Lleida se contabilizaron unas 3.000 personas, en Tarragona fueron unas 2.800 y en Tortosa calcularon 1.200 asistentes, lo que, sumado a la cifra de Barcelona, eleva el total a unos 73.500 manifestantes.

Excepcionalmente, los convocantes no ofrecieron cifras de asistencia, aunque valoraron como "positiva y satisfactoria" la afluencia de gente y señalaron que la estimación de la policía está "muy por debajo de la realidad".

La Diada de este 11 de Septiembre era un examen a un movimiento que vive una profunda división, con uno de los principales partidos, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), en crisis, tras perder la presidencia del gobierno regional en favor de los socialistas y, por primera vez desde la recuperación de la democracia, sin ningún conseller soberanista en la Generalitat y sin mayoría independentista o nacionalista en el Parlament.

Todo ello se tradujo no solo en una menor movilización en las calles, sino también en un mensaje crítico hacia los partidos por parte de unas entidades del independentismo civil que, en contraste, exhibieron unidad pactando un manifiesto.

Tras la polémica por unas palabras del cantautor y activista Lluís Llach, que aseguró que los independentistas ultraderechistas de Aliança Catalana serían igualmente "bienvenidos" a la manifestación, el manifiesto marcó distancias con ellos: "El crecimiento del discurso del odio y la antipolítica representa una amenaza que hay que combatir, porque pone en peligro la cohesión social".

El siguiente fragmento del manifiesto fue el más explícito a la hora de recriminar a los partidos independentistas que hayan sido "incapaces de ponerse de acuerdo" para trazar una "estrategia colectiva para hacer efectivo el derecho a la autodeterminación".

Mientras la ciudadanía catalana se ha movilizado "una vez y otra", señalaba el manifiesto, "unos y otros", en alusión sobre todo a ERC y Junts, "han despilfarrado" las mayorías parlamentarias con "discusiones cainitas".

"La pelea permanente y las disputas electoralistas nos han llevado donde estamos", proseguía el manifiesto, antes de denunciar que la Generalitat está "en manos de un Govern españolista que hace pocos días se arrodillaba ante Felipe VI" y que "quiere cerrar el conflicto político en los despachos".

Lluís Llach, encargado de leer la parte final del manifiesto, lanzó una advertencia: "Salimos a las calles porque ni estamos pacificados ni nos han pacificado". EFE

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(foto) (vídeo)

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