Lima, 4 sep (EFE).- Perú tuvo "avances moderados" en 2023 en la lucha contra el trabajo infantil, un estatus que ya tenía en 2022, según se desprende del informe 'Seat & Toil' del Departamento de Trabajo de Estados Unidos difundido este jueves.
El país andino forma parte de un grupo de ocho naciones que, según dicho informe, habrían recibido como evaluación "avances significativos" si hubieran cumplido con los requisitos de referencia en distintos niveles de protección.
Para poder recibir esa evaluación, es necesario que haya establecido una edad legal mínima que esté de acuerdo con los estándares internacionales y otra para las tareas peligrosas.
También, que haya establecido prohibiciones legales contra el trabajo forzado, el tráfico de menores y su explotación sexual, en cumplimiento con los estándares internacionales.
Del mismo modo, recomiendan la aplicación de varias recomendaciones, entre ellas, que cuenten con una autoridad designada y que haya implementado mecanismos institucionales para la aplicación de leyes y regulaciones sobre trabajo infantil.
Igualmente, medidas activas para garantizar que los niños no sean encarcelados de manera inapropiada, penalizados o dañados físicamente por actos ilegales como resultado directo de ser víctimas de las peores formas de trabajo infantil.
También medidas activas para investigar, procesar, condenar y sentenciar a los funcionarios públicos que participan en las peores formas de trabajo infantil o las facilitan.
Siempre según el informe, los menores que trabajan en Perú lo hacen en campos de coca, minería de oro, pesca, y la industria de elaboración de ladrillos y pirotécnicos.
El estudio desvela que, a nivel mundial, la mayoría de los niños trabajan en la ganadería y la agricultura de productos como el frijol, cacao, café y arroz, así como en las cosechas de cultivos que se utilizan para la elaboración de productos ilícitos, como es el caso de la coca, cuya plantación no es ilegal en Perú.
En este último apartado, han encontrado que muchos de ellos trabajan recogiendo amapolas para opio y heroína en Afganistán y México; hojas de coca en Bolivia, Colombia y Perú; y khat en Etiopía y Kenia.
Adicionalmente, en Perú, al igual que en Bangladés y Burundi, los menores trabajan en restaurantes, bares y hoteles.