Naciones Unidas, 5 sep (EFE).- Unicef informó este jueves que casi 282 millones de personas en el mundo experimentaron hambre severa el año pasado, un 8,5 % más que en el curso anterior, debido a "una coyuntura de más crisis humanitarias y al deterioro de la seguridad alimentaria en Gaza y Sudán, principalmente".
Este incremento, de 24 millones de personas más con respecto a 2022, se desprende del Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias que Unicef publica hoy y fue elaborado a junto otras agencias de la ONU, la Unión Europea y la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).
Este informe, que contempla hasta finales del año pasado, también pronosticaba que 1,1 millones de personas en Gaza y 79.000 en Sudán del Sur afrontarían "niveles catastróficos" o inanición hasta julio de 2024.
El conflicto en la Franja de Gaza representaba, además, el 80 % de las personas que se enfrentaban a un riesgo de hambruna inminente en 2023, apunta el texto, pese a que la guerra en el enclave palestino solo llevaba escasos tres meses hasta finales del año pasado, cuando se realizó el informe.
El 20 % restante estaba en Burkina Faso, Mali, Somalia y Sudán del Sur.
"Es importante recordar que casi la mitad de la población de Gaza que sufre esta devastación son niños (...) Existe un colapso total de los sistemas de salud y protección, con consecuencias desastrosas para la nutrición de los niños", alertó el director de nutrición y desarrollo de Unicef, Víctor Aguayo, en una rueda de prensa hoy en Nueva York.
Así, los conflictos siguieron siendo la principal causa de inseguridad alimentaria severa en 2023, y afectan a 135 millones de personas en 20 países, según el Informe Mundial Sobre Crisis Alimentarias.
Pero el impacto de las crisis económicas, "factor primordial" que perjudicó a 75 millones de personas, y los fenómenos meteorológicos extremos, que afectaron gravemente a 77 millones, también jugaron un papel fundamental el curso pasado.
2023 fue el año más caluroso jamás registrado, y se produjeron numerosos episodios de graves inundaciones, tormentas, sequías, incendios forestales, plagas y enfermedades que contribuyeron a las crisis alimentarias, reza el reporte.
"Si las personas tienen acceso (a los alimentos) pero no tienen dinero, no hay nada que hacer. Y si tienen todo el dinero pero no tienen acceso, tampoco. Estamos presionando para que haya un acceso y una financiación sostenidos que nos permitan atender a estas personas en Gaza, en Sudán o en cualquier otro lugar", afirmó el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos, Arif Hussein, en la misma rueda de prensa.