El Thyssen revela con tecnología avanzada secretos del Renacimiento, en Ars Electronica

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Linz, 4 sep (EFE).- Adentrarse en las capas de un lienzo renacentista, desvelar técnicas artísticas centenarias con tecnología de vanguardia y redescubrir una obra maestra desde una perspectiva completamente nueva. Esta es la experiencia que el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid ofrece esta semana en el festival Ars Electronica de Austria.

La ciudad austríaca de Linz acoge hasta el 8 de septiembre el Ars Electronica, el mayor festival de arte y tecnología de Europa, con una destacada participación española.

Este año, el Thyssen presenta la versión digitalizada de 'Joven caballero en un paisaje' (1505), del maestro renacentista Vittore Carpaccio, una de las joyas de su colección.

Mediante tecnología de rayos X, infrarrojos y ultravioleta, así como imágenes de alta resolución y gigapíxel, Susana Pérez y Alejandra Martos, al frente de la restauración de la obra, desvelan con esta digitalización del lienzo sus sutilezas artísticas, que antes permanecían invisibles al ojo humano.

En declaraciones a EFE, las expertas destacaron cómo los avances tecnológicos permiten acercarse a una distancia única a la pintura, "como si te amplían el poro de tu piel hasta el máximo", lo que permite una mayor comprensión de la obra y abre nuevas posibilidades en la conservación del patrimonio artístico.

La digitalización del lienzo se exhibe en la sala Deep Space 8K, un espacio interactivo con una zona de proyección de 16 metros de largo por 9 metros de alto. Aquí es donde el museo español revela todas las capas del cuadro con el uso de rayos X e infrarrojos.

Con el apoyo de la embajada española en Austria, en un esfuerzo por compartir las posibilidades que ofrece la tecnología para la restauración del arte, se ha logrado así presentar por primera vez fuera de España las imágenes digitalizadas de esta obra italiana.

"Es una obra muy importante. Representa al hombre del Renacimiento, un guerrero, aristócrata y una persona con conocimientos. El artista conoce tantísimos símbolos, expresa tantísimos mensajes y hemos encontrado algunos de ellos", explica Pérez a EFE.

Por ejemplo, con la técnica de la radiografía, las restauradoras descubrieron que el caballero de Carpaccio tenía otra mirada, más agresiva que en el resultado final, en el que se transmite una mayor inocencia en sus ojos.

"Cuanto más en profundidad vayas y conozcas desde el pigmento, el aglutinante, cómo fue aplicado, con qué o si hay elementos ocultos… Puedes entender cuál es el problema de esa obra en concreto y la intención del artista", cuenta Pérez.

Como si de una lupa digital gigante se tratase, gracias al gigapíxel, los visitantes pueden ver el lienzo ampliado y observar incluso las imperfecciones más sutiles.

Atribuida erróneamente a Albrecht Dürer debido a un monograma falso, no fue hasta la restauración de 1958, bajo propiedad del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (1921-2002), que se confirmó la autoría de Vittore Carpaccio.

Con los años, el envejecimiento del barniz había alterado la pintura, un problema corregido en la restauración de 2021, a cargo de Pérez y Martos, que devolvieron a la obra su nitidez, profundidad y típicos colores venecianos gracias a las nuevas posibilidades digitales.

"Todos los métodos técnicos que utilizamos son esenciales. La conservación se ha vuelto a lo largo de estos últimos años muy científica y técnica", remarcan.

Ahora, estas tecnologías posibilitan ver cómo un maestro renacentista trazó una línea específica antes de cubrirla con capas de pintura al óleo. Algo que, si se removiera físicamente, destruiría toda la información del lienzo.

"Contamos con herramientas como la realidad virtual y el 3D, pero quizás la inteligencia artificial trae nuevas técnicas, nuevos descubrimientos. Conoceremos más sobre las obras (...), sobre qué nos quiso transmitir ese artista", subraya Martos.

Estas innovaciones, de acuerdo con las restauradoras, tienen el potencial de reescribir la historia del arte, ya que podrían revelarse firmas ocultas que cambiarían la autoría de un cuadro o descubrir pigmentos que sitúan la creación en una época diferente a la originalmente atribuida.

Algo que antes era inimaginable, según Martos, ahora podría incluso inspirar a los creadores contemporáneos a ocultar mensajes intencionadamente en sus obras, a la espera de que futuras tecnologías los desvelen.

Con el uso de inteligencia artificial, métodos interactivos o experiencias inmersivas, esperan que los museos puedan atraer a un público más amplio y animarles a adentrarse en el mundo del arte.

Precisamente, la esperanza es el lema de esta edición del festival Ars Electronica, que desde su fundación en 1979 explora cómo las innovaciones pueden influir en el patrimonio cultural y en muchos otros campos más.

Marina Sera

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