Valparaíso homenajea al exilio español en el 85 aniversario de la llegada del Winnipeg

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Valparaíso (Chile), 3 sep (EFE).- La ciudad de Valparaíso, asomada al Pacífico, rindió este martes un sentido homenaje a los exiliados republicanos españoles y sus familias con motivo del 85 aniversario de la llegada a este puerto chileno del carguero Winnipeg, fletado por el premio nobel Pablo Neruda para salvarlos de la represión franquista.

La ceremonia, a la que asistieron familiares de aquellos 2000 hombres y mujeres que huyeron de España tras la victoria de los sublevados, y algunos de los pasajeros, como Rosario Miranda García, que tenía entonces unos meses de edad, se celebró en el muelle Prat y tuvo como punto álgido el descubrimiento de un nuevo bolardo conmemorativo.

"Es un día muy emocionante, esto muy feliz de haber podido venir. Pensé que no tenía salud para hacerlo, pero ahora me alegra mucho", explicó a EFE Miranda, natural de Cantabria e hija de uno de los principales dirigentes comunistas de la citada ciudad y que estaba "en la lista negra".

"Mi padre recuerda que nos trataron de maravilla. Al día siguiente de llegar, ya teníamos un trabajo y un lugar para vivir. Mi padre era contable", agregó la mujer, que recordó con enorme lucidez y seguridad la historia que le contó su progenitor sobre la huida a través de los Pirineos y el embarque en Francia.

Ángela, a su lado, rememoraba igualmente las peripecias y recuerdos de su abuelo, en especial el desembarco en el muelle Prat, al que arribaron la noche del 2 de septiembre.

"Recordaba las luces de la ciudad y del puerto, la ciudad iluminada, y les pareció que llegaban a un lugar civilizado", en comparación con las ciudades españolas de la época, que vivían la noche a oscuras para tratar de minimizar los ataque de la aviación fascista italiana, aliada del bando franquista sublevado.

"Luego, cuando vieron la ciudad con luz del día vieron la pobreza, pero se adaptaron bien", dijo la mujer, que nació en Chile y portaba, junto a otras familias, un libro plagado de fotos antiguas.

La ceremonia comenzó con un pequeño tropezón, ya que sonó el himno español con la letra del escritor José María Pemán, utilizada durante el franquismo, y por lo que pidió perdón el alcalde de Valparaíso, el progresista Jorge Sharp.

El responsable alabó la generosidad del pueblo chileno en su acogida, la solidaridad que desplegó Neruda y el aporte a la vista social, cultural, económica y política de los republicanos españoles, que se asentaron en Chile sin problemas, se integraron y crearon familias que siguen ocupando los cerros de Valparaíso y Viña del mar hasta hoy, y de la propia capital, Santiago.

Aunque algunos, tuvieron que lamentar un segundo exilio a partir de 1973, con motivo del golpe de Estado que acabó con el gobierno democráticamente elegido del socialista Salvador Allende, y dio inicio a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989).

"Fueron tiempos difíciles, porque a mi papá le recordaba lo que pasó en España y lo pasó muy mal. Era como regresar a una pesadilla del pasado", dijo a EFE María Carmen, otra de las hijas de exiliados afincada en Chile.

A la ceremonia, organizada por la Corporación de Amigos del Winnipeg, asistió la secretaria de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el mundo, Susana Sumelzo, quien recordó la figura del entonces presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda, quien fue clave al recibir de forma positiva la carta del ex embajador republicano español Rodrigo Soriano solicitando asilo en Chile a refugiados republicanos españoles que habían huido y se habían exiliado en territorio francés.

Tras leer la misma, ordenó al ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega, iniciar los trámites y este encomendó la misión a Neruda, nombrado “Cónsul Especial para la Inmigración Republicana en Chile”.

El poeta emprendió entonces una denodada empresa diplomática que culminaría en la llegada a Chile del Winnipeg con más de 2000 republicanos españoles, entre ellos destacados artistas e intelectuales como Roser Bru, José Balmes, Leopoldo Castedo o Víctor Pey, así como muchos otros refugiados de las más diversas profesiones y oficios.

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