La Paz, 27 ago (EFE).- La ciudad de La Paz, sede de Gobierno de Bolivia, y sus personajes más emblemáticos se preservan en las fotografías de la familia Cordero, que desde hace 124 años tres generaciones se han dedicado a crear un archivo lleno de historia y técnicas de retrato y paisajes.
"Me siento muy halagado por el tiempo que estamos en la fotografía, más que todo por La Paz, ya es una tradición porque nos hemos hecho conocer por nuestro trabajo", dijo a EFE Julio Cordero Benavides, de 86 años, la tercera generación de la familia reconocida en La Paz.
A diferencia de su abuelo y de su padre, Cordero Benavides se especializó en el estudio de galería. Su memoria la tiene casi intacta, pues recuerda que retrató a los expresidentes del país andino Luis Adolfo Siles Salinas (1969) y Juan José Torres (1970-1971).
Además, destacó que sus mejores retratos son de las cholas paceñas, las mujeres aimaras del altiplano, a quienes las tiene en las paredes de su casa que muestran el paso del tiempo plasmado en su vestimenta.
En 1900, Julio Cordero Castillo dio a conocer en Bolivia ‘la magia’ de la fotografía a través de las primeras técnicas que en el país andino era una novedad.
Uno de los equipos que comenzó a usar en La Paz en 1905 fue ‘una ampliadora’ que permitía que la foto tomada por Cordero sea revelada en el tamaño real de la persona.
El pionero instaló su estudio fotográfico en su casa, ubicada en la zona popular del mercado Rodríguez, lugar que sigue siendo la sede de la familia Cordero.
La pasión por las conocidas "instantáneas" llevó a Cordero Castillo a retratar no solo a personas sino también los diferentes lugares de La Paz que después de décadas son preservadas en archivos familiares. restaurantes, cines, teatros, entre otros.
El paseo de El Prado, medios de transporte como el tranvía y el ferrocarril, la plaza Murillo, la montaña emblemática Illimani, las avenidas Camacho, Arce y Mariscal Santa Cruz, entre otros, pasaron por el lente de los Cordero.
Julio Cordero Ordoñez siguió el ejemplo de su padre, mejorando algunas técnicas y sacando su propio estilo que fue las fotografías en sepia.
Padre e hijo fueron a retratar a Franz Tamayo, poeta boliviano considerado una de las figuras más importantes de la literatura del Siglo XX. Cada uno de ellos le tomó fotografías desde diferentes ángulos, una de ellas fue la que se eternizó en el billete de 200 bolivianos.
"Antropólogos y sociólogos han investigado las fotografías de la familia Cordero durante años, el archivo sigue en movimiento, parte de él fue donado a la Alcaldía y en su totalidad se encuentra en el estudio y está abierto al público", afirmó Ninoska Cordero, hija de Cordero Benavides y bisnieta del pionero.
Problemas legales por una de las firmas de Cordero Castillo derivó en la pérdida de los derechos del nombre del estudio de fotografía "Julio Cordero", pero fue una oportunidad para impulsar un nuevo proyecto con la misma esencia.
El año pasado nació el centro cultural La Chula, la casa de la familia Cordero, donde la población puede conocer en un recorrido toda la historia de las tres generaciones de fotógrafos, todas las fotos de La Paz y sus personajes, y además el estudio donde la gente puede hacerse tomar retratos con el fondo y vestimentas de principios de siglo.
"Las puertas de La Chula están abiertas para todo el público, para que conozcan la historia de las fotos Cordero y también lo que ahora es", invitó Ninoska Cordero.
La familia actualmente trabaja en montar un museo con las herramientas, equipos y material que utilizaron los tres Cordero a lo largo de sus carreras, además con ayuda de otros profesionales se sistematizar documentos, fotografías y otros objetos de cada uno de los fotógrafos.
"Queremos que el archivo permanezca a través del tiempo y que el centro cultural sea un espacio para todos", dijo Cordero, la mujer que viene a ser la cuarta generación de la familia.
Daniela Romero