Durísimo golpe para la familia Goyanes Lapique, que todavía intentando asumir la muerte de Carlos Goyanes el pasado 7 de agosto, lloran el inesperado y repentino fallecimiento de Caritina Goyanes este lunes 26 de agosto a los 46 años. La empresaria se encontraba en Marbella disfrutando de sus últimos días de vacaciones con su marido Antonio Matos y sus hijos Pedro (13) y 'MiniCari' (10) cuando se sintió indispuesta después de comer, mientras dormía la siesta. Aunque su pareja la ha trasladado de urgencia al hospital, al llegar allí sufrió un infarto que acabó con su vida fulminantemente. En shock por la muerte de Caritina tan solo 19 días después de la de su padre, y sin llegar a creerse que la desgracia haya podido cebarse de tal manera con ellos, su familia y su círculo más cercano se desplazaban a última hora de la tarde al tanatorio de San Pedro de Alcántara -donde también se celebró la capilla ardiente de Carlos Goyanes- para dar su último adiós a la propietaria del exitoso catering 'Sixsens'. Rostros de desolación y tristeza infinita en su viudo, en sus hijos y en su hermana Carla, que completamente destrozada y 'sostenida' por su marido Jorge Benguría, se fundía en un desgarrador abrazo con su cuñado y sus sobrinos a su llegada al velatorio, al que como no podía ser de otra manera se han acercado numerosos amigos de la familia para darles el pésame y arroparles en este doloroso trance. José María García -un 'hermano' para Carlos Goyanes y un 'tío' para Caritina- apenas ha tenido fuerzas de articular palabra antes de entrar al tanatorio acompañado por su hijo Luis García Fraile; también muy afectadas hemos visto a la diseñadora Inés Domecq, gran amiga de la familia, y a María Zurita, que hace unos días perdía a su primo Juan Gómez-Acebo a causa de un cáncer. Marisa de Borbón y Yordi, con muletas a causa de una lesión; su hijo Alfonso de Borbón o el empresario Rosauro Varo también se han acercado al velatorio para despedirse de Caritina y estar al lado de su madre, su hermana, su viudo y sus hijos en este momento en el que el dolor es tanto que ni siquiera hay palabras para expresarlo. También han llegado al tanatorio numerosas coronas de flores blancas en homenaje a la fallecida, destacando una de "su madre, su marido y sus hijos" y otra de su hermana Carla, su cuñado y sus tres sobrinos.