Santiago de Chile, 26 ago (EFE).- La dura posición del presidente chileno, Gabriel Boric, sobre la crisis electoral en Venezuela, país al que ha calificado de "dictadura", abrió un cisma en la coalición progresista con la que gobierna y lo ha alejado de sus principales colegas suramericanos, en Brasil y Colombia.
El pasado jueves, tras conocerse la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela de convalidar el controvertido resultado de los comicios celebrados el 28 julio, que concedieron el triunfo a Nicolás Maduro con un 51,9 % de los votos frente al 43,2 % del candidato opositor Edmundo González Urrutia, Boric indicó que el máximo tribunal estaba terminando de "consolidar el fraude".
“Chile no reconoce este falso triunfo autoproclamado de Maduro y compañía. Hoy el TSJ de Venezuela termina de consolidar el fraude. El régimen de Maduro obviamente acoge con entusiasmo su sentencia que estará signada por la infamia”, subrayó en su cuenta de X.
Este domingo, el Partido Comunista de Chile, uno de los que sostienen la heterogénea coalición de Gobierno, respondió con un comunicado en el que destacó su compromiso con “el respeto y la soberanía de los pueblos”, resaltó el “clima cívico y en paz” en el que se desarrollaron los comicios y reiteró la necesidad de que “la solución pacífica a la crisis sea lo que impere”.
En la nota, emitida tras una reunión extraordinaria de su Comisión Política, el PC recordó que “Venezuela ha sido objeto de sanciones económicas unilaterales impuestas por Estados Unidos y sus aliados denunciadas y rechazadas por las Naciones Unidas" al violar el derecho internacional e impactando de forma devastadora en la situación interna del país”, incluyendo “el éxodo masivo de venezolanos y venezolanas”.
El partido instó además a la comunidad internacional a “abstenerse de adoptar posturas que puedan fomentar un clima de confrontación en Venezuela”, al tiempo que pidió a las autoridades venezolanas a publicar “el desglose de las actas del proceso eleccionario".
La declaración del PC, que se resistió a calificar a Maduro de dictador, también desató las críticas de miembros de Partido Socialista (PS), igualmente en la coalición, como el senador Juan Luis Castro.
“Ellos creen que hay que mostrar actas, cuando ya todo se cerró y Chile ha dicho que se cometió un fraude. Deja a los ministros comunistas del Gobierno en una posición incómoda: tener que decidir si son leales al presidente o siguen manteniendo un cordón umbilical y una lealtad con Venezuela”, declaró.
En este contexto de tensión, la portavoz del Gobierno y miembro destacada del PC, Camila Vallejo, admitió este lunes las diferencias pero negó que exista una crisis en la coalición.
"Para el presidente este tema es una de las diferencias con la que hemos convivido desde hace rato y probablemente sigamos conviviendo. Creo importante destacar que frente al proceso electoral que vivió Venezuela, todos, incluso el Partido Comunista, hemos insistido en que el resultado no puede estar 100% validado si es que no se entregan todas las actas”, recalcó.
En sus declaraciones en la radio local Duna, Vallejo se alineó con el mandatario y dijo que, en su calidad de ministra de Estado, "no hay espacio para interpretaciones personales ni militantes".
Boric es, hasta la fecha, el único dirigente progresista de América Latina que, al igual que los Gobiernos de centro y derecha en la región, ha denunciado abiertamente un fraude electoral en Venezuela.
El brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el colombiano, Gustavo Petro, insisten en que la forma en la que se pueda resolver la crisis debe empezar por la presentación de las actas de votación.
“Ambos presidentes siguen convencidos de que la credibilidad del proceso electoral sólo podrá restablecerse mediante la publicación transparente de datos desglosados y verificables", dijeron los líderes, que están actuando como mediadores, en una declaración conjunta divulgada el sábado, en la que también criticaron las sanciones impuestas contra Venezuela.