Ingeniero de Montes no ve "necesariamente buena noticia" el descenso y WWF alerta:"Son menos pero más graves"

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El fuego ha quemado en España, desde el 1 de enero hasta el 11 de agosto, casi 38.000 hectáreas lo que supone un 42,4% menos que en 2023, una cifra que desde el Colegio Oficial de Ingenieros "no debe tomarse necesariamente como una buena noticia" mientras que WWF alerta: "Son menos pero más graves". Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), recogidos por Europa Press, desde el 1 de enero hasta el 11 de agosto, el fuego ha quemado 37.991,67 hectáreas en España, lo que supone un 42,4% menos que en el mismo periodo del 2023, cuando ardieron 65.896,08 hectáreas, y un 44,5% menos que la media de los últimos diez años, cuando ardieron un promedio de 68.345,00 hectáreas. Estas cifras sitúan a 2024 como el cuarto año con menos hectáreas calcinadas hasta el momento de los últimos diez. De hecho, está muy lejos tanto de los números de 2023 y, especialmente, de 2022, cuando hasta este momento del año habían ardido 227.507,21 hectáreas. Ante estos datos, el vocal del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Víctor Resco de Dios alerta de que el hecho de que este año se estén quemando, hasta el momento, menos hectáreas con respecto a los anteriores "no debe tomarse necesariamente como una buena noticia, en el sentido que el combustible sigue creciendo, se sigue acumulando, y lo que no se queme este año, pues quemará el año que viene o al otro". De Dios ha explicado en declaraciones a Europa Press que se han registrado un menor número de incendios forestales en España en comparación con otros años porque la entrada "meteorológica" del verano en 2024 ha sido "tardía" y que el principio de la estación, así como el final de la primavera, fueron "lluviosos". "Estamos expuestos a los elementos, pero esto no tendría por qué ser así", ha señalado, al tiempo que ha insistido en la necesidad de contar con una estrategia de incendios a nivel nacional. Sobre las posibles medidas de prevención, ha destacado algunas como las quemas prescritas, "inspiradas en las quemas tradicionales" de los agricultores, pero "tamizadas y perfeccionadas por la ciencia". Estas quemas controladas de vegetación forestal impiden que haya una acumulación muy grande de 'combustible', de manera que cuando se dé un incendio, este sea fácil de controlar. A su vez, ha recomendado acciones encaminadas a "romper la continuidad de la masa forestal", como la ganadería extensiva, la obtención de leña o el fortalecimiento de la actividad agrícola en general. "Muchas veces los bomberos lo que hacen es eso, favorecer que el incendio vaya hacia los campos de cultivo porque los campos de cultivo no arden" al estar generalmente limpios, sin vegetación en el suelo, ha indicado. A nivel internacional, ha destacado el ejemplo de la prevención de incendios que se lleva a cabo en el oeste de Australia, donde desde los años 50 del siglo pasado se ha implementado un programa de quemas prescritas en el que cada año arden más de 100.000 hectáreas con esta técnica, que "no hace daño" y "es más barata". En este sentido, ha observado que "por ejemplo, apagar una hectárea de incendio en Cataluña cuesta unos 19.000 euros, mientras que gestionar a través de las quemas prescritas cuesta unos cientos de euros". WWF: LOS INCENDIOS SON UN "SÍNTOMA" DEL ABANDONO RURAL Al ser preguntada por los datos de este año en materia de incendios, la responsable de bosques de WWF, Diana Colomina, ha recalcado en declaraciones a Europa Press que "comparar entre años no tiene mucho sentido, sino que hay que ver las tendencias". Sin embargo, se ha mostrado preocupada por el hecho de que el número de grandes incendios de 2024 --los que afectan a más de 500 hectáreas-- esté en la media del último decenio: 13. "Cada vez sufrimos menos incendios forestales, pero los que son grandes tienen más impacto y son de mayor superficie", ha subrayado. Para WWF, los incendios forestales "son un síntoma de una enfermedad mucho más grave, que es el abandono del medio rural". En este sentido, Colomina ha explicado que el paisaje actual en España "tiene mucho que ver" con el modelo económico de los años 70 que hizo que la población se fuera a vivir a las ciudades. "Las actividades tradicionales que se realizaban en los pueblos, tanto forestales como agrícolas, se abandonaron", ha observado. Si bien Colomina ha destacado que España es uno de los países con mejores equipos de extención, ha incidido en que es necesario invertir "muchísimo más en prevención" integral. En este marco, ha recalcado la necesidad de crear un paisaje "en mosaico", donde "se intercalen bancarias agrícolas con zonas donde hay gestión forestal, con lugares donde simplemente haya masa forestal, con un bosque que se dedique a la conservación, con ganado". "Para eso también es muy necesario que se dignifique la vida en los pueblos", ha apostillado. Precisamente el proyecto 'Reconecta', del que la Fundación Global Nature forma parte, se mueve en la misma línea. Entre sus objetivos está fomentar una gestión forestal planificada y apoyar la vida en los pueblos, entre otros. Además, está creando una plataforma que trabaja para identificar y localizar a los propietarios desconocidos de los bosques, e informarles sobre su posible condición de propietario forestal y sobre la necesidad de revertir el abandono. COAG: EL TRABAJO DE LA GANADERÍA EXTENSIVA ES "IMPAGABLE" El papel que juega la ganadería extensiva en la prevención de incendios ha sido defendido por el responsable del sector ovino de carne en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) a nivel nacional, Antonio Punzano, que lo ha calificado de "impagable", sobre todo en el caso del ovino extensivo y transhumante que, al ir cambiando de zona de pastoreo, va recortando el pasto. "Creo que gracias a ello mantenemos los bosques y los montes como los tenemos", ha remarcado. Punzano también incidido en la necesidad de tomar medidas para que la población se afiance en los territorios más despoblados y ha pedido ofrecer ayudas directas, sobre todo a los más jóvenes, para que se puedan incorporar al sector ganadero y, en concreto, al ovino.

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