El gobernador designado del Banco Central pide el consenso de las dos administraciones para asumir el cargo

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El elegido para desempeñar el cargo de nuevo gobernador del Banco Central de Libia, Mohamed Shukri, ha exigido que las dos administraciones que pugnan por el control del país, el Gobierno de Trípoli que reconoce la comunidad internacional y la administración del este le ratifiquen en el cargo o de lo contrario no asumirá estas competencias. "Mi historial profesional y ético no me permite formar parte del absurdo que está ocurriendo en la actualidad", ha declarado Shukri en comentarios recogidos por el portal de noticias libio Al Abeed en relación a la nueva crisis abierta en el país norteafricano la semana pasada, cuando la institución suspendió las operaciones tras el secuestro y posterior liberación de su jefe de sistemas informáticos, un incidente que todavía no se ha esclarecido. La negativa del Banco Central a operar hasta que no se resolviera el secuestro motivó que el Gobierno de Trípoli decidiera cesar el lunes al gobernador Sadiq Kabir, quien desatendió la orden esgrimiendo que para ello sería necesario también que la administración del este aprobara su destitución. A tal punto ha llegado la situación que la ONU ha denunciado este jueves las informaciones sobre una "movilización de tropas en Trípoli, con "la amenaza de usar la fuerza para resolver la crisis que rodea al Banco Central de Libia". "La misión pide inmediatamente calma, reducción de la tensión y moderación, y subraya no hay más vía que el diálogo como única solución a todas las cuestiones bajo controversia", ha indicado. El Banco Central es uno de los escasos vínculos entre las dos administraciones del país como engranaje fundamental en las operaciones financieras relacionadas con las exportaciones de crudo, fuente imprescindible de ingresos para las arcas libias. Esta nueva crisis es una demostración más del largo conflicto administrativo que sacude al país desde hace más de una década -- señalando en particular el violentísimo conflicto armado que estalló en 2011 tras la muerte de Muamar Gadafi -- que enfrenta a Trípoli y a su primer ministro, Abdulhamid Dbeibé, con las autoridades del este que tienen en el presidente de la Cámara de Representantes, Aguila Salé, y al comandante Jalifa Haftar a sus hombres fuertes, con numerosos grupos armados entre medias que buscan consolidar su poder local. De hecho, la jefa en funciones de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia, Stephanie Koury, se reunió este pasado jueves con Salé para discutir el repunte de la crisis en el país, "incluida la crisis del Banco Central de Libia" y la "importancia de alcanzar una solución urgente y pacífica para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en el gestión de los recursos estatales".

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