Bruselas, 22 ago (EFE).- El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, habló este jueves con el nuevo ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, sobre "la necesidad de desescalar y moderación" para desactivar las tensiones regionales.
"Hablé con el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Irán, @araqchi, sobre las perspectivas de un compromiso renovado en todos los temas de interés mutuo, incluida la necesidad de desescalar y moderación, detener la cooperación militar con Rusia contra Ucrania y la no proliferación nuclear", informó Borrell en su cuenta oficial en X.
"El diálogo crítico es esencial para desactivar las tensiones regionales", añadió el jefe de la diplomacia europea tras su conversación con el ministro de Exteriores iraní recién ratificado por el Parlamento de su país.
El Parlamento iraní dio este miércoles su voto de confianza a todos los ministros propuestos por el presidente de Irán, el reformista Masud Pezeshkian, para formar lo que ha denominado un Gobierno de unidad con figuras conservadoras y moderadas, entre las que destaca Abbas Araqchi al frente de Exteriores.
Araqchi cuenta con una amplia carrera diplomática ya que fue viceministro de Exteriores durante el Gobierno del expresidente Hasan Rohaní (2013-2021), época en la que fue además el jefe negociador nuclear en las negociaciones entre Teherán y las potencias mundiales que sellaron el acuerdo de 2015.
Con fama de duro, pero calmado, el diplomático de 61 años tiene el desafío de lograr un acercamiento con los países occidentales e intentar revivir el acuerdo nuclear de 2015 y levantar las sanciones contra su país, tal como prometió el presidente durante su campaña electoral.
Al mismo tiempo, Araqchi llega al cargo en un momento de enormes tensiones en Oriente Medio y a la espera de la respuesta iraní a Israel por el asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, en Teherán, precisamente durante la investidura de Pezeshkian.
Una vez aprobado el Gabinete, Pezeshkian se enfrenta ahora al reto de gobernar el país persa en un momento de grandes tensiones tanto nacionales como internacionales, con el descontento de la población por la falta de libertades y la mala situación económica, el conflicto en Gaza, y la mala relación con Occidente y Europa, por su apoyo a Rusia.