Chicago (EE.UU.), 21 ago (EFE).- El gobernador de Minnesota, Tim Walz, lleva casi 20 años en política pero hasta hace poco era prácticamente desconocido, un hombre sencillo que se presentaba en los actos de campaña con camisa de franela y botas de senderismo.
La inusual selección de Kamala Harris para que sea su candidato a vicepresidente en las elecciones del 5 de noviembre le hace pasar ahora a un rol central en una campaña convulsa, en la que los demócratas quieren enfatizar su pasado como profesor y entrenador de fútbol de instituto.
En las primeras semanas que ha compartido escenario de campaña con la candidata presidencial demócrata Harris, 'Coach Walz' o 'entrenador Walz' se ha convertido en el nombre de pila de este gobernador que aúna varias cualidades difíciles de encontrar en un solo político: es exmilitar, un hombre sencillo del crucial Medio Oeste, maestro, un padre que se ha hecho viral por su cosas de padre y un político preferido por las facciones más progresistas del Partido Demócrata.
A sus 60 años, Walz carece de una cosa: es el primer candidato de una fórmula presidencial demócrata que no ha estudiado Derecho desde 1980 y que, por el contrario, ha pasado gran parte de su vida profesional como un simple maestro, enseñando geografía, historia o deporte de una manera que marcó a mucho de los estudiantes que pasaron por sus clases.
Walz, que en la Convención Nacional Demócrata de Chicago ha asumido su papel de escudero de Harris, nació en una comunidad rural de Nebraska y se alistó en la Guardia Nacional como soldado raso para poderse pagar los estudios superiores, una vía hacia la mejora educativa utilizada por la clase media en Estados Unidos.
El gobernador fue maestro de escuela donde conoció a su esposa, Gwen Whipple, con la que luego se mudó a Minesota para seguir su trabajo en una escuela de secundaria como profesor de geografía y entrenador de fútbol americano, logrando que su equipo ganara el campeonato estatal de 1999.
Durante sus años como educador, Walz enseñó en China y con su esposa organizó viajes de estudios para adolescentes al país asiático, una experiencia de intercambio cultural que podría servirle si acaba llegando a la Casa Blanca, pese a que esa cercanía ha sido criticada por los republicanos.
En 2006, decidió presentarse a un escaño en el Congreso y consiguió renovar la confianza de sus votantes durante 12 años, en los que fue miembro de los comité de Agricultura y Asuntos de Veteranos de la Cámara de Representantes.
Walz parecería destinado a ganar y en 2018 fue elegido gobernador de Minesota, un estado que ha votado demócrata en las últimas elecciones generales, pero cuya población rural es mayoritariamente republicana y conservadora. En 2022, fue reelegido por otros cuatro años.
Walz ha presumido de haber conseguido durante su tiempo como gobernador aprobar almuerzos gratuitos para los estudiantes de Minesota, protecciones para los derechos reproductivos de las mujeres, recorte de impuestos para la clase media y mejora de los beneficios para las bajas médicas y por maternidad y paternidad.
El gobernador es un político inusual también por su presencia en redes sociales, en las que, por ejemplo, da consejo sobre los fusibles de su vehículo para luego continuar: "Les doy otro consejo pro: salgan a votar".
Walz, apodado por algunos como el 'Padre de América', ha sabido promover en sus redes su perfil de padre afable y bromista y para ser miembro de la generación "boomer" supo encontrar sin un gran equipo de comunicación un efectivo mensaje contra Donald Trump cuando dijo en una conferencia de "tipos blancos por Harris" que el candidato republicano y su compañero de fórmula, JD Vance, eran gente "rarita".
Harris lo eligió porque en las reuniones de selección hubo una "química" especial entre ellos, según aseguran fuentes de su equipo, las mismas que confiesan que el humor y el discurso de este señor blanco y progresista del Medio Oeste se integra a la perfección en la estrategia de campaña.
Los republicanos han intentado desacreditar su perfil al asegurar que abandonó su puesto en la Guardia Nacional poco antes de que su unidad fuera enviada a Irak (algo que coincidió con el inicio de su primera campaña para ser congresista), su simpatía con China (pese a que ha criticado a Pekín en ocasiones) y que, en 1995, fuera detenido en Nebraska y obligado a pagar una multa por conducir con un nivel del alcohol por encima del permitido a más de 150 kilómetros por hora (un "error" que ha intentado explicar durante su carrera política).
Esa mancha en su currículum le marcó. "Es preocupante que le pase eso a un maestro, alguien que quiere ser ejemplo para las personas", le dijo hace 30 años el juez. Hoy ese señor afable quiere ser un ejemplo para todo el país.
Jairo Mejía