Indonesia celebra por primera vez el día de Independencia en su futura e inacabada capital

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Yakarta, 17 ago (EFE).- Indonesia celebra este sábado por primera vez el día de la Independencia en Nusantara, la futura capital que construye en el sureste de la isla de Borneo y que adolece de problemas de financiación para terminar la faraónica obra.

Con rezos, desfiles militares, disparos de salvas y el izamiento de una gran bandera de Indonesia, entre otros actos, se conmemoró la jornada en el recién inaugurado Palacio Presidencial en Nusantara (Archipiélago, en indonesio).

El presidente, Joko Widodo, impulsor de la idea de construir una nueva capital que sustituya a la superpoblada y con problemas de subsidiencia Yakarta, encabezó los actos en Nusantara, jalonado por su sucesor, Prabowo Subianto, que jurará el cargo en octubre tras imponerse en las elecciones de febrero.

Ambos políticos lucieron, como la gran mayoría de los asistentes, coloridos trajes tradicionales de esta nación, con una población de casi 280 millones de habitantes repartidos en más de 17.000 islas.

En paralelo a la ceremonia en Nusantara, también se organizaron eventos para la ocasión en Yakarta.

Inicialmente estaba previsto que este 17 de agosto se transfiriera de manera oficial la capitalía a la nueva urbe, pero a raíz de los numerosos retrasos en la construcción, entre otros problemas que están dilatando las obras, el cambio se ha postergado, sin precisar una nueva fecha.

El propio Widodo admitió esta semana que es muy probable que se retrase la masiva llegada de funcionarios, prevista para septiembre, para ocupar los nuevos edificios ministeriales, muchos de ellos lejos de terminar su edificación.

Tras alrededor de dos años de construcción, se estima que solo se han completado aproximadamente un 15 por ciento del proyecto.

La construcción total de la nueva capital, que se prevé finalice hacia 2045, está valorada en unos 30.000 millones de dólares (casi 27.500 millones de euros), entre inversión pública y privada.

Sin embargo, los inversores extranjeros han respondido con cautela a este megaproyecto, que ocupará un espacio de unos 2.500 kilómetros cuadrados en una zona de explotación forestal donde viven comunidades indígenas que tendrán que ser desalojadas.

"Los habitantes no tienen títulos de tierras, solo el reconocimiento indígena de que han habitado la zona por generaciones. En este contexto, el Estado, ante la ausencia de registros, considera la tierra vacía", asegura a EFE Saiduani Nyuk, líder de una asociación de indígenas indonesios.

El activista mantiene que ya se han realizado algunos desalojos y que hay "temor" entre las comunidades por la incertidumbre legal y la falta de protecciones, entre otros problemas.

"Algunas comunidades indígenas no pueden acceder a zonas que antes controlaban, al estar cerradas por la construcción, lo que impide su cultivo", subraya Nyuk al desarrollar otros problemas como la contaminación del agua y el impacto ambiental.

A pesar de todos los imprevistos, Prabowo se comprometió esta semana a continuar con el proyecto y afirmó en declaraciones a los medios que espera que la futura capital esté "operativa" en los próximos cuatro o cinco años.

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