Trump tira de economía y geopolítica para revertir su tendencia negativa en las encuestas

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Bedminster (EE.UU.), 15 ago (EFE).- El expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) apostó este jueves por un discurso de tono pausado, talante "amistoso" en términos geopolíticos y un contenido profundamente enfocado a la economía en un momento crucial para el devenir de las elecciones de noviembre.

"Harris es comunista, destruye todo lo que toca. Si toma posesión, sus finanzas se resentirán. La inflación será nuestra prioridad desde el primer día", dijo Trump en el primer minuto de una rueda de prensa desde su club de golf privado en Bedminster (Nueva Jersey).

Las últimas encuestas constatan que, desde que el Partido Demócrata nombró a la vicepresidenta Kamala Harris como su candidata a los comicios presidenciales, el apoyo al exmandatario ha caído y la notable ventaja que le distanciaba de Joe Biden casi se ha esfumado.

La última actualización de la media de encuestas de FiveThirtyEight, realizada hoy mismo, otorga a Harris aproximadamente el 46,4 % de los sufragios a nivel nacional, frente al 43,4 % de Trump.

Desde el mismo club de golf en el que se refugió tras su intento de asesinato del mes pasado, Trump compareció flanqueado por cuatro estantes con productos alimenticios básicos y varias decenas de seguidores que aplaudían con entusiasmo sus proclamas.

"Teníamos hipotecas al 2 % y ahora están al 10 %. Cada mes, la inflación le cuesta miles de dólares a los estadounidenses. Solo en comida están pagando 148 dólares cada mes", aseguró el candidato republicano entre latas de tomate Campbell's, cereales Cheerios y carne envasada.

Trump calificó como "el crac de Kamala" la jornada negra para las bolsas internacionales del pasado 5 de agosto pero, una vez estabilizado el mercado, no pudo reciclar el argumento y se limitó a calificar su hipotética gestión financiera como "un desastre para EE.UU.".

Además, la inmigración volvió a ser el origen de los principales males de EE.UU. en un argumento manido ya para Trump, que aseveró que "mientras esto ocurre, millones de personas cruzan la frontera y ni siquiera sabemos quiénes son".

"Criminales, violadores y gente con problemas mentales", repitió el expresidente, alegando que muchos de ellos vienen de Latinoamérica.

A esta región, y más concretamente a Venezuela, se refirió Trump al afirmar que si Kamala Harris llega a la Casa Blanca aplicará lo que él denominó el "Plan Maduro" para imponer políticas económicas "de Venezuela o la Unión Soviética" en Estados Unidos "con nefastas consecuencias".

No fue la única nación extranjera a la que aludió el magnate: dijo que será "amistoso" con Irán si vuelve al Despacho Oval y reiteró que durante su mandato no hubo un conflicto abierto en la Franja de Gaza o una guerra en Ucrania porque la comunidad internacional lo "respetaba".

"No quiero portarme mal con Irán. Vamos a ser amistosos (...) Espero que seamos amistosos, pero no pueden tener un arma nuclear porque una vez que la tengan, es un mundo totalmente diferente", indicó.

Poco después, expuso que en su reunión con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en julio le instó a poner fin a la guerra en Gaza, corroborando además que no ha tenido ninguna conversación reciente con este.

"Lo alenté a terminar con esto. Tiene que acabarse rápido. Obtén tu victoria y termínalo. La matanza tiene que parar", amplió, sobre el encuentro que mantuvieron el pasado 26 de julio en su mansión de Mar-a-Lago (Florida).

Trump trató de transmitir tranquilidad y confianza en vencer a Harris, algo que dijo será "más fácil que derrotar a Biden" pero que no concuerda con el nerviosismo y la manera de proceder de su campaña los últimos días.

La ambigua etiqueta de "raro" sobre su compañero de fórmula JD Vance ha sido una de las losas que ha caído con mayor peso, a lo que hoy Trump respondió que la bancada demócrata es "radical" y está "enferma".

"Es un gran estudiante de Yale, un hombre hecho a sí mismo. No sé lo que es ser raro para ellos", apostilló.

Trump se prodigó durante hora y media y después admitió varias preguntas de la prensa, en la misma jornada en que Harris hizo su primera aparición pública conjunta con Joe Biden desde que este le cediera el testigo, celebrando una medida de control de precios para pacientes del sistema de salud Medicare.

Guillermo Azábal

Bedminster (EE.UU.), 15 ago (EFE).- El expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) aseguró este jueves que, de salir victorioso en las elecciones de noviembre, será "amistoso" con Irán pero se cerciorará de que no siga enriqueciendo uranio para fabricar un arma nuclear.

"No quiero portarme mal con Irán. Vamos a ser amistosos (...) Espero que seamos amistosos, pero no pueden tener un arma nuclear porque una vez que la tengan, es un mundo totalmente diferente", dijo el aspirante republicano en una rueda de prensa desde su club de golf privado en Bedminster (Nueva Jersey).

En este sentido, Trump también aprovechó la ocasión para referirse a su visión geopolítica si regresa a la Casa Blanca, opinando que durante su mandato no se produjo una guerra abierta en la Franja de Gaza ni guerra en Ucrania porque la comunidad internacional lo "respeta".

"Nunca hubiéramos tenido a Hamás, porque Hamás no tenía dinero, y porque Irán no tenía dinero. Yo le dije a China y a todos los demás países que si le compraban (recursos) a Irán, no podrían hacer negocios en Estados Unidos", añadió.

Asimismo, se refirió al primer ministro húngaro, Víctor Orban, alabando su figura pero detallando que este se equivocaba al decir que el mundo sería más pacífico si él (Trump) volvía a la presidencia porque le temían.

"Yo diría que tal vez respetaban a Trump, pero él dijo que tenían miedo de Trump. Yo diría que lo más importante es que me respetaban, aunque él no usó esa palabra", completó el exmandatario.

A este respecto, Trump concluyó que si vuelve a la presidencia, EE.UU. "no tendrá problemas ni con China, ni con Taiwán, Rusia o Ucrania".

Trump ya defendió este lunes su relación con líderes extranjeros como el ruso Vladímir Putin, el norcoreano Kim Jong-un o el chino Xi Jinping, sentenciando que llevarse bien con ellos "es bueno".

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