Un tribunal de Uganda declara culpable de 44 cargos por crímenes de guerra a un excomandante rebelde del LRA

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Un tribunal de Uganda ha declarado este martes al excomandante rebelde del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) Thomas Kwoyelo de 44 cargos por crímenes de guerra y de lesa humanidad durante su participación en las operaciones del grupo rebelde entre 1994 y 2005 en el norte del país africano. El juez de la División de Crímenes Internacionales (ICD) Michael Elubu, ha detallado que ha sido absuelto de tres cargos de asesinato, mientras que se han desestimado 31 cargos en su contra, según ha recogido el diario 'New Vision'. Kwoyelo, capturado por fuerzas ugandesas en 2005 en República Democrática del Congo y formalmente imputado en 2009 con 78 cargos, se ha pasado los últimos 14 años bajo detención hasta el juicio, llevado a cabo en la citada división, una suerte de equivalente nacional al Tribunal Penal Internacional de La Haya. El comandante fue acusado de violar la Ley de los Convenios de Ginebra de 1964 de Uganda por cargos de asesinato premeditado, secuestro y destrucción generalizada de propiedad en las localidades ugandesas de Amuru y Gulu, así como ataques como el efectuado en 1994 contra la población de Abera, donde sus fuerzas asaltaron varios domicilios antes de proceder a torturar, mutilar y secuestrar a una decena de civiles. La Fiscalía rechazó una petición de amnistía que sí fue concedida a casi 13.000 antiguos miembros del LRA, grupo fundado por Joseph Kony, actualmente a la fuga y que tiene una orden de detención en su contra emitida por el Tribunal Penal Internacional (TPI). El LRA, formado en 1987, comenzó sus actividades como un grupo insurgente hasta convertirse en un movimiento extremista cristiano al que se le atribuyen los secuestros de más de 50.000 niños ugandeses para su reclutamiento forzado como sicarios y esclavos sexuales. El grupo es, más que una guerrilla, una auténtica organización criminal que se caracteriza por su extrema violencia, con casos de asesinatos en masa, mutilaciones, violencia sexual y desplazamientos forzados. Aunque sus filas han quedado reducidas a unos pocos cientos de combatientes, sigue realizando ataques contra civiles.

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