Quién es quién en el milagro del waterpolo femenino español

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Francisco Ávila

Barcelona, 11 ago (EFE).- Catorce medallas en grandes competiciones, la última el oro olímpico en París, con tan solo 1.208 jugadoras federadas, ese es el milagro del waterpolo femenino español, que se ha ido reinventado y es una referencia mundial.

La historia del waterpolo, en este caso del femenino, es la de un deporte que se ha tenido que ir ganando respeto a base de títulos, que dispone de recursos a base de medallas y de que es un proyecto que se ha ido cocinando a juego lento, convenciendo a los escépticos.

Un 'mental coach', Ricard 'Richi' Serrés, y una analista de vídeo, Irene Martínez, han sido las últimas incorporaciones. Dos elementos que vistos los resultados han resultado de gran ayuda para un equipo que absorbe los conocimientos como una esponja y sabe cuál es el camino.

También lo ha tenido claro desde hace tiempo el director técnico, Rafael Aguilar, el arquitecto de todo el engranaje, un personaje alejado de los focos y con las ideas muy claras, que un día apostó por Miki Oca -de eso hace catorce años- y el crecimiento de la selección ha sido exponencial.

Después de un sexto puesto en el Europeo de Zagreb (2010), sobre ocho equipos, y de tocar fondo en el Mundial de Shanghai en 2011 (China) con un undécimo puesto, la hoja de ruta cambió y una frase de Joan Jané, predecesor de Oca en el cargo, lo resume todo.

"Hay que tener paciencia con Miki (Oca), quien le ha nombrado ha tenido un gran acierto. Miki (Oca) está haciendo un gran trabajo y hay que confiar en él", dijo entonces.

Oca fue el elegido para dirigir el proyecto de la selección femenina porque se estaba buscando a un referente, alguien que conociera el alto rendimiento, a pesar de que él, que fue oro en Atlanta 1996 con el 'Dream Team' español, había aparcado el waterpolo durante un tiempo para dedicarse a otras cosas.

"Buscábamos alguien con discurso técnico y táctico, que supiera cómo funcionan los grandes equipos, el alto rendimiento y que pudiera trasladar el trabajo de los conjuntos masculinos a la selección femenina", cuentan a EFE desde la Federación Española de Natación (RFEN).

Y los primeros resultados no llegaron con el primer equipo, sino con el junior. Con la base trabajaba, y sigue trabajando, un joven técnico, Jordi Valls, un experto en tecnificación y en detección de talento. Él fue el ayudante de Oca en el Mundial Junior de Trieste (2011), donde un grupo de jóvenes jugadoras se llevaron el oro.

De tener a dos entrenadores (Oca y Claudio Camarena), se pasó a tener un tercero (Valls). La plata de los Juegos de Londres, con el previo paso por un preolímpico, sorprendió a todos. Las jóvenes estaban preparadas, pero había muchos detalles por pulir.

El siguiente gran éxito fue el Mundial de Barcelona (2013) y en 2014, España se llevó el oro en el Europeo de Budapest. Todo iba muy rápido, tal vez demasiado, pero se decidió dar un nuevo giro a la situación y apostar por un trabajo físico más exhaustivo.

La idea era añadir músculo a la innegable clase del equipo español, un nuevo giro de tuerca impuesto antes del Mundial de Kazán (2015). El crecimiento del equipo tenía que llegar desde lo físico. La selección contrató a un especialista en este apartado, pero los resultados no tuvieron la continuidad deseada.

España fue séptima en el Mundial de Kazán 2015 y quinta al año siguiente en los Juegos de Río. Para entonces, Claudio Camarena dejó de ser el ayudante de Oca; Valls ganó presencia en el equipo y se decidió dar entrada a un tercer técnico: Ángel Andreo.

Andreo, portero de la selección española en su día, ayudaría en la preparación de las guardametas y como de momento no se preveía que ninguno de los preparadores físicos con los que se trabaja, viajaran a las competiciones, él iba a ser también el encargado de la preparación físico.

Tras los Juegos de Río, España integró a un nuevo elemento al equipo técnico. El serbio-montenegro Mirko Blazevic, un entrenador de la vieja escuela yugoslava, nacido en 1960; un experto en técnica individual, contratado para mejorar los fundamentos técnicos del equipo.

"Tras los Juegos de Río detectamos que el nivel de lanzamiento era muy baja y necesitábamos mejorar ese aspecto", aseguran a EFE desde el seno del equipo español.

Blazevic empieza a trabajar con el equipo en 2017. Es una eminencia en lo suyo y las chicas empiezan a mejorar en la técnica de lanzamiento, pero también en el juego con y sin bola; se mejora el trabajo en el juego de boya y en la defensa desde los dos metros.

La técnica y el físico. El equipo ha trabajado puntualmente con Jordi Stavrou, un especialista en fuerza; Sergi Capdevila, que procede del mundo del atletismo; y finalmente con Juanjo Andújar, que es el actual. Andreo trabaja como enlace.

Y después de los Juegos de Tokio, se decide realizar dos nuevas apuestas: la mejora del aspecto mental y del tecnológico. 'Richi' Serrés, un doctor en psicología, que apoya la gestión emocional del equipo, empezó trabajando puntualmente con el equipo masculino, pero ya lo hace también con el femenino.

Las jugadoras de la selección, consultadas por EFE, señalan que el salto cualitativo ha sido muy importante. Por ejemplo, en la gestión de las situaciones de estrés, que las han solventado de manera sobresaliente en este campeonato.

La última pata es la tecnológica. Irene Martínez es la analista de video. Experta en 'Hudl', una potente plataforma que destripa jugadas y rendimientos de cada partido. Martínez trabaja codo a codo con los técnicos -los del equipo masculino y los del femenino- y muestra tendencias en el rendimiento de los y las jugadoras contrarias para analizar situaciones. Su trabajo para los técnicos es diferencial.

Además en todo este tiempo, las selecciones han contado con la colaboración médica de la Fundación Althaia, un centro de referencia en Manresa al frente del cual está Albert Estiarte, que es quien cuida de la salud física de los deportistas por medio de doctores y fisioterapeutas.

¿La siguiente revolución? Tras los Juegos, tras el oro en mujeres y el sexto puesto en hombres; llegará el momento de las reflexión compartida. EFE

fa/apa

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