San José, 10 ago (EFE).- El nicaragüense José Martín Valle Machaina se disfrazó de 'cacique rojo' para despedir esta sábado las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán, en Managua, las más concurridas de Nicaragua.
Desde hace 26 años, según cuenta a EFE, paga promesa a Santo Domingo de Guzmán por haber intercedido, asegura, para salvar la vida de su hija que cayó de un segundo piso cuando era una niña.
Desde entonces, y para pagar el favor recibido, se convirtió en un tradicionalista de Santo Domingo de Guzmán, disfrazándose de 'cacique rojo'.
"Le pedí a 'Minguito' que iba a estar aquí con él, en la subida (de la imagen), la bajada (...) y todo, hasta que yo fallezca", comenta.
Harold Barahona es otro tradicionalista que tiene 16 años de participar en las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán y desde hace dos años lo hace pagando una promesa.
Barahona dice a EFE que le pidió a 'Minguito', como le dicen los nicaragüenses, que llevara con bien a su padre que migró hacia Estados Unidos hace dos años.
"Le prometí que le iba a bailar con mucho gusto si me lo llevaba con bien a los Estados Unidos. Me lo llevó con bien, ahora le pago promesa", explica.
Dice que pagará promesa hasta que muera y ahora también le pide al santo para que su padre tenga salud, vida y cumpla sus metas y sueños.
La celebración de Santo Domingo de Guzmán inició el primero de agosto y contó con el permiso gubernamental y de la Policía Nacional, al igual que el año pasado, contrario de otras procesiones que fueron limitadas o prohibidas por mantener fuertes roces con la Iglesia católica nicaragüense.
Adornado con flores blancas y amarillas, la imagen, que mide 18 centímetros y está protegida por una urna de vidrio, partió en una procesión de 10 kilómetros hacia su santuario habitual en Las Sierritas, al sur de Managua.
En todo su recorrido la imagen del santo es cargada en hombros y "bailando" por tradicionalistas y promesantes que hacen turnos durante el trayecto.
A su paso por los barrios de Managua, cientos de personas lo saludan, cargan réplicas, se visten con trajes típicos, otros se bañan en aceite usado de motor simulando ser 'diablitos', mientras otros le bailan y pagan promesas por favores recibidos del popular santo.
La peregrinación, que dura unas doce horas, se caracteriza por una tradición donde se mezclan rezos de pagadores de promesas con abundante consumo de alcohol y ritos católicos y paganos.
Durante los 10 días que permanece en la iglesia Santo Domingo, en el antiguo centro político de Managua, la imagen es visitada por miles y es llevada a recorrer barrios orientales, que también es una romería multitudinaria y colorida.
La tradición religiosa se remonta a 1885, cuando la imagen del santo se le apareció en el tronco de un árbol al leñador Vicente Aburto.
Las fiestas, capaces de atraer a cientos de miles de personas, son tan grandes, que a menudo se cree que Santo Domingo de Guzmán es el patrono de Managua, título que en realidad le pertenece a Santiago Apóstol.
Pero pocos nicaragüenses reparan en eso. En Managua, Santo Domingo de Guzmán es el venerado por excelencia, y sus fiestas continúan siendo las más grandes de Nicaragua.