Paloma Almoguera
Bangkok, 9 ago (EFE).- Solo dos días después de que el Tribunal Constitucional tailandés disolviera Avanzar, el partido reformista que pese a ganar en 2023 no pudo gobernar, sus líderes presentaron este viernes su nueva marca: el Partido del Pueblo, con el que creen que incluso mejorarán resultados en las próximas elecciones.
El pulso entre el movimiento reformista tailandés y las fuerzas conservadoras en torno a la todopoderosa Casa Real y el Ejército se ha intensificado durante una semana frenética.
Como estaba previsto, el Constitucional, uno de los garantes de la monarquía y los generales en el país, anunció el miércoles la disolución de Avanzar al considerar que su propuesta de reformar la Casa Real "representa una amenaza a la monarquía constitucional".
Ya ese mismo día los líderes de Avanzar anticiparon que este viernes anunciarían su nueva plataforma, bautizada hoy como el Partido del Pueblo (Prachachon en tailandés), y que mantiene el mismo característico color naranja de su predecesor.
"Nuestra misión es crear el Gobierno del cambio en las elecciones de 2027", proclamó este viernes su nuevo líder, Nattapong Ruangpanyawut.
De 37 años, ingeniero informático y ex subsecretario de Avanzar, Nattapong salta a la primera plana tomando el relevo del carismático Pita Limjaroenrat, después de que este y otros diez líderes del disuelto partido fueran inhabilitados el miércoles para ocupar un cargo político durante diez años.
Nattapong forma parte de la ya tercera generación de líderes de un movimiento reformista que ha ido cambiando de marca y dirigentes desde que en febrero de 2020 la misma corte disolviera el partido originario, Future Forward (Futuro Adelante), y retirara de la política también durante una década a su jefe, Thanathorn Juangroongruangkit.
El motivo esgrimido entonces por el tribunal fue la recepción de un préstamo ilegal por parte de la formación, después de ser la tercera fuerza más votada en las cuestionadas elecciones de 2019, ganadas por el partido del general golpista Prayut Chan-o-cha y las primeras tras la asonada de 2014.
Su suspensión fue el detonante de las masivas protestas prodemocráticas que estallaron en agosto de 2020, en las que de forma inédita se cuestionó el poder de la Casa Real.
El partido de Thanathorn se rebautizó entonces como Avanzar, y el joven Pita, de ahora 43 años, capitalizó a sus mandos las ansias de cambio, sobre todo entre los jóvenes pero que traspasaron a otros estratos de la sociedad.
Avanzar arrasó en las elecciones de 2023 con más de 14 millones de votos (casi el 38% del escrutinio), pero no pudo gobernar debido al bloqueo del anterior Senado, escogido por la última junta militar, y fue el segundo partido más votado (Pheu Thai) el que llegó al poder de la mano de formaciones conservadoras.
"Continuaré en la política como ciudadano. No me voy a ninguna parte", aseguró Pita tras disolverse Avanzar.
Se espera que, como Thanathorn, de ahora 45 años y muy cercano al nuevo líder, Pita continúe en la sombra tras el Partido del Pueblo, en el que en unas horas ya se habían registrado unas 10.000 personas.
De momento, la voluntad manifiesta del movimiento es impulsar con tiento su programa desde la oposición, que lideran con los 143 parlamentarios de los que aún disponían y que el grupo afirma que ya se han unido al Partido del Pueblo.
Su nuevo portavoz, Parit Wacharasindhu, afirmó hoy que la reforma de la Casa Real sigue entre sus planes. "Todavía hay espacio para hablar sobre la reforma del 112", dijo, respecto al código 112 o ley de lesa majestad, que contempla penas de entre 3 y 15 años de cárcel, de las más draconianas del mundo.
"El mejor lugar para buscar soluciones es el Parlamento", subrayó Parit, si bien no ha pasado desapercibida la elección del nombre de la formación, al ser otro Partido del Pueblo el que lideró la caída de la monarquía absoluta en 1932 con una revolución.
Una estrategia con la que piensan, según varias fuentes del partido aseguran a EFE, que aumentarán incluso más su porcentaje de votos en 2027, cuando además ya no existirá el escollo del Senado - con uno nuevo formado que ya no vota al primer ministro-, y un Phue Thai que podría ser castigado por gobernar con los militares.
No obstante, la alambicada política tailandesa podría dar pronto un nuevo giro.
En otro caso que suscita sospechas de persecución judicial ("lawfare"), el primer ministro, Srettha Thavisin, se enfrenta a una inminente resolución por parte del Constitucional que podría inhabilitarle por nombrar como ministro de Finanzas a un condenado por intento de soborno.