Londres, 7 ago (EFE).- Los lugares donde estaba previsto que se concentraran manifestantes de extrema derecha en Inglaterra reina la calma en la noche del miércoles, después de que las fuerzas del orden montaran un fuerte operativo de seguridad.
En ciudades inglesas como Londres, Bristol, Birmingham o Newcastle, miles de personas se sumaron a las protestas contrarias a la ultraderecha para denunciar el racismo y la islamofobia.
Coreando consignas contra la extrema derecha, aplaudiendo y gritando mensajes de paz, los manifestantes portaron carteles y distintas banderas, entre ella la palestina, con el claro intento de denunciar la violencia que vivió el país en la última semana.
"Aquí no son bienvenidos los que odian", "Detengamos a la extrema derecha" y "Doy la bienvenida a los refugiados", han sido algunos de los carteles que portaban muchos asistentes, rodeados en todo momento por cientos de agentes con uniformes antidisturbios.
En el barrio de Walthamstow, al noreste de Londres, donde se reunieron miles de personas, una mujer con un equipo de sonido portátil lideraba la convocatoria y gritaba "¿Las calles de quién?" y la multitud respondió: "¡Nuestras calles!".
La Policía británica ha estado en alerta ante una posible noche de violencia tras circular por internet que 30 centros de inmigración en el Reino Unido podían ser blanco de ataques de grupos de ultraderecha.
Para evitar una escalada de la tensión, más de 6.000 policías antidisturbios se prepararon para actuar y evitar una repetición de la violencia de los últimos días en ciudades británicas, donde alborotadores saquearon tiendas, incendiaron coches y cubos de basura, atacaron un hotel que albergaba solicitantes de asilo y arrojaron piedras, botellas y latas contra los agentes.
Más de 400 personas fueron detenidas en la última semana por los disturbios, que empezaron el pasado 30 de julio tras el asesinato con arma blanca de tres niñas en un centro recreativo de Southport, en el noroeste de Inglaterra, por un chico de 17 años - Axel Rudakubana, nacido en Gales de padres ruandeses.
Pero los grupos de extrema derecha reaccionaron tras circular por las redes sociales datos erróneos de que el chico era solicitante de asilo.