El líder del partido tailandés en riesgo de disolución: "Es como un asesinato político"

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Noel Caballero

Bangkok, 3 ago (EFE).- Con formas impecables y verbo ágil, Pita Limjaroenrat es el político más carismático y popular de Tailandia. Su partido reformista Avanzar (Move Forward) arrasó en las elecciones de 2023 y más de un año después se ve al filo de la disolución en lo que él considera "un asesinato político".

"Disolver partidos políticos es como un asesinato político", declara Pita, quien fue candidato a primer ministro por Avanzar, durante una entrevista con EFE en su despacho en el Parlamento a pocos días para conocer su futuro y el de su formación.

El 7 de agosto el Tribunal Constitucional anunciará su decisión sobre el caso vinculado a las propuestas de Avanzar de reformar la ley que protege a la Casa Real -con el objetivo de rebajar las duras condenas estipuladas-, y que previamente la misma corte calificó como un intento de socavar el sistema de monarquía constitucional que el país mantiene desde 1932.

La joven plataforma progresista es heredera del partido Future Forward, que apareció en la política tailandesa como una bocanada de aire fresco con sus propuestas reformistas y consiguió una gran popularidad entre los votantes más jóvenes y fue disuelto en 2020 por vulnerar la normas de financiación.

Cuatro años después, Move Forward, que se distingue por retar a poderes fácticos como el Ejército, la Corona y las élites, puede sufrir la misma suerte y sus líderes, entre ellos Pita, podrían ser inhabilitados para ejercer un cargo público durante diez años, e incluso de por vida.

"Reformar la ley de lesa majestad no significa destruir a la monarquía", defiende Pita que insiste en un principio de "proporcionalidad" sobre este delito que castiga con entre 3 y 15 años de cárcel a quien difame al rey, la reina o el heredero, una de las leyes más draconianas del mundo.

Esta norma, tipificada en el artículo 112 del Código Civil, es a menudo "convertida en un arma" contra rivales políticos y se usa para perseguir al joven movimiento democrático que desde 2020 exige reformas que se elevan hasta la Casa Real, recuerda Pita.

El político, de 43 años y cuyo carisma han encandilado a un país hastiado por la inestabilidad de las últimas dos décadas, se muestra "confiado" en que los jueces desestimen el caso por "un problema técnico" ya que a su parecer el Comité Electoral, quien elevó el proceso, se saltó los procedimientos legales.

"Anteriormente hubo otros cuatro casos similares. Es un círculo vicioso que se repite en los últimos 20 años (...) donde los políticos electos son expulsados por los tribunales (...) El ganador de unas elecciones, como nosotros, no puede gobernar ni existir en el espectro político tailandés", asegura el opositor, midiendo sus gestos y palabras.

A pesar del optimismo, Pita reconoce estar "preparado para lo peor" y que, en ese caso, la transición será "suave", ya que el nuevo grupo seguiría contando con el mayor número de escaños en el Parlamento.

"Nuestra manera de hacer política no es tanto la forma, sino el contenido (...) Es un movimiento para la reforma democrática más allá de la persona y el partido político (que lo lidere)", remarca el líder de la marca caracterizada con el color naranja.

El propio Pita, quien vio como el antiguo Senado -escogido por la última junta militar y que dejó sus asientos en mayo- bloqueaba sus intentos por ser nombrado primer ministro, tuvo que abandonar su escaño en mitad de una votación clave al recibir una suspensión -enterrada tras seis meses- mientras era investigado por un caso sobre la posesión de acciones de un clausurado canal de televisión.

El tailandés "anticipó" que el camino al poder no iba a ser fácil, a pesar de amasar 14,4 millones de votos o casi el 38 % -superando al segundo en cerca de 3,5 millones de papeletas-, y achaca sus problemas a una "persecución judicial" con tintes políticos.

La nueva formación ha conseguido ampliar su base de votantes, que ha ido evolucionando en edad y se ha consolidado como la mas votada en antiguos feudos del establishment, como Bangkok.

Mientras busca paralelismos con otras transiciones democráticas, Pita asegura que sacar "los tanques a la calle" ya no es forma de tomar y retener el poder en Tailandia, país que ha vivido 12 golpes de Estado desde el fin del absolutismo -el último en 2014-, sino a través del uso de "organizaciones independientes", como el Comité Electoral, el Constitucional u organismos de anticorrupción, cuyos representantes siguen relacionados con el extinto régimen castrense.

"Se convierten en una herramienta para aquellos que están en el poder", asevera.

"Se permiten las elecciones, pero se usa la ley del poder judicial para destruir los partidos políticos. Y esta vez destruyes al ganador de una elección y a la oposición", remacha con tono de preocupación.

Confiado en su supervivencia y la de su marca, espera que en las elecciones de 2027 otra ola naranja arrase en las urnas con el objetivo de sumar más de los escaños en liza.

"Si somos consistentes y continuamos con el ímpetu elección a elección" el cambio "llegará tarde o temprano", sentencia mientras mantiene la sonrisa del aquel que espera su momento.

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