La debutante Casabuena, la mejor de las tres españolas, lejos de las finales

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(actualiza con declaraciones)

París, 28 jul (EFE).- La gimnasia artística femenina española saldó su participación en los Juegos de París con el puesto trigésimo quinto puesto de la debutante Laura Casabuena, el trigésimo sexto de Alba Petisco y el cuadragésimo quinto de Ana Pérez y ninguna plaza en las finales olímpicas.

Las tres fueron víctimas de cierta inseguridad durante todo el concurso y se quedaron fuera de su objetivo de abrirse hueco en la final individual de las 24 mejores, aunque Casabuena, gracias a los descartes por la regla de un máximo de dos finalistas por país, estuvo a un escalón de ser, al menos, reserva.

El suelo, el aparato preferido por las españolas, no les dio en esta ocasión tan buenos réditos.

Casabuena sí defendió bien todas sus dificultades a los acordes de 'Material Girl' de Madonna (13,033). Ana Pérez, con más riesgo y una caída, fue puntuada con 12,866. Petisco, que llevaba un ejercicio impecable, se cayó en una recepción y se quedó en 11,800 tras presentar uno de los suelos más expresivos de la jornada.

Antes habían empezado con problemas en la barra. Se cayó Casabuena (12,166) y se cayó Pérez, que también acabó fuera de la colchoneta tras su doble mortal atrás de salida (11.800). Petisco fue la única que aguantó sobre la barra, con dificultad (12,633).

En salto cumplieron con sus Yurchenkos con pirueta (pirueta y media Petisco), un salto para asegurar. Y cerraron en asimétricas, ya sin más objetivo que disfrutar de la despedida.

Lágrimas y sabor agridulce

La experiencia olímpica en París concluyó entre lágrimas y con una sensación “un poco agridulce”, en palabras de Pérez, quien apuntó que "duele estar trabajando tanto y que se vaya todo en segundos·.

En el caso de la sevillana, su fallo en barra nada más empezar la descolocó bastante, dijo.

"Era algo que no me esperaba, el deportista no entrena para fallar, entrena para que le salga bien y a mí, personalmente, me ha pasado factura", admitió.

Con esa misma sensación de desaosiego se fue su compañera Petisco, con quien compartió vivir sus segundos Juegos Olímpicos, algo que "es brutal y siempre quieres vivir y volver a vivir como sea", en su cao "con más madurez en los aparatos" y "con el calor del público" tras haber debutado en Tokio 2020.

Los nervios, añadió Casabuena, no dejaron que saliera "lo que tenía que salir" en su actuación, pero el recuerdo "brutal" de París 2024, donde ha competido con deportistas de alto nivel como las brasileñas a las que admiran, nadie se lo quita.

Las pupilas de Lucía Guisado dicen adiós a los Juegos el mismo día de su estreno. A la gimnasia artística española solo le queda la baza de Ray Zapata, que volverá a disputar el sábado la final de suelo, con la intención de sumar una segunda medalla tras la plata de Tokio. En la clasificación hizo la tercera mejor nota. EFE

nam-rf/jl

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