Titmus lidera la fiesta australiana en la piscina de La Defense

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Javier Villanueva

París, 27 jul (EFE).- Las nadadoras australianas parecen dispuestas a acaparar de nuevo todos los focos, como ya ocurrió hace tres años en Tokio, y demostraron su condición de 'reinas' de la piscina tras saldar la primera jornada de finales de los Juegos Olímpicos de París con dos oros y un récord olímpico.

Todo un aviso para sus rivales que tendrán muy difícil arrebatar la primera  plaza del podio a esta generación dorada de nadadoras australianas, lideradas por la sensacional Ariarne Titmus.

Tal y como quedó claro en la final de los 400 libre, una carrera que no pocos habían tildado como la "carrera del siglo" y en la que Titmus demostró su condición como la mejor nadadora del mundo en estos momentos.

Y eso que la australiana parece haber llegado un poco por debajo del extraordinario estado de forma que mostró el pasado mes de junio en las pruebas  de selección australiana en las que Titmus estableció un nuevo récord del mundo de los 200 libre -1:52.23- y se quedó a 6 centésimas de su plusmarca universal de los 400.

Tiempos a los que Ariarne Titmus no necesitó acercarse en este sábado en la imponente piscina de La Defense Arena de París para revalidar su título de campeona olímpica del cuádruple hectómetro con una marca de 3:57.49 minutos.

Suficiente para aventajar en 88 centésimas a la joven canadiense Summer McIntosh, que se colgó la plata con un crono de 3:58.37, y en más de tres segundos a la estadounidense Katie Ledecky, campeona en Río 2016, que logró el bronce con un tiempo de 4:00.86.

Un oro al que Australia sumó un segundo en la final femenina del relevo 4x100 libre en la que las "aussies" se impusieron a estadounidenses, plata, y chinas, bronce, con un registro de 3:28.92 minutos, nuevo récord olímpico.

Triunfo que permitió a Emma McKeon igualar a las estadounidenses Jenny Thompson y Dara Torres como la nadadora con más medallas en la historia de los Juegos Olímpicos con un total de doce cada una.

McKeon, que ya sumó siete medallas en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, logró su sexto oro olímpico, al que añadir dos platas y cuatro medallas de bronce en las tres últimas ediciones de los Juegos.

Por su parte, Lukas Märtens rompió el 'maleficio' que parecía perseguir a Alemania y 36 años después hizo sonar el himno germano en homenaje a un nadador masculino, tras proclamarse nuevo campeón olímpico de los 400 libre.

El nadador germano cumplió los pronósticos y se colgó con un tiempo de 3:41.78 minutos el oro por delante del australiano Elijah Winnington, plata con una marca de 3:42.21, y del surcoreano Woomin Kim, bronce con un crono de 3.42.50.

Tampoco hubo sorpresas en la final del relevo 4x100 libre masculino en la que Estados Unidos encadenó su tercer título de campeón olímpico consecutivo tras imponerse con un tiempo de 3:09.28 minutos a Australia, plata, e Italia, bronce.

Una clara victoria en la que jugaron un papel fundamental Chris Guiliani, la nueva estrella de la velocidad estadounidense y Hunter Armstrong que permitieron afrontar a Caeleb Dressel los últimos cien metros con una ventaja de casi dos segundos.

Un oro para que el que se postulan como máximos candidatos en los 100 braza masculinos y en los 100 mariposa femeninos, el británico Adam Peaty y la estadounidense Gretchen Walsh.

Peaty, campeón en Rio 2016 y Tokio 2020, afrontará la fina del domingo con la mejor marca de todos los participantes tras nadar este sábado en las semifinales en un crono de 58.86 segundos.

Una marca a la que sólo logró acercarse el chino Haiyang Quin, oro en los 50, 100 y 200 braza en los Mundiales de Fukuoka 2023, que firmó un tiempo de 58.93 segundos.

Por su parte, la estadounidense Gretchen Walsh, la vigente plusmaquista universal, ratificó su condición como máxima favorita para coronarse nueva campeona olímpica de los 100 mariposa tras establecer en las semifinales un nuevo récord olímpico con registro de 55.38 segundos.EFE

jv/jl

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