Un año después del golpe militar en Níger, aumenta el yihadismo sin un horizonte electoral

Guardar

Nuevo

infobae

Niamey/Rabat, 26 jul (EFE).- Un año después del golpe de Estado que derrocó al presidente electo de Níger, Mohamed Bazoum, la junta militar se ha instalado en el poder sin fecha de elecciones y con una política de alejamiento de occidente y acercamiento a sus vecinos golpistas Mali y Burkina Faso, con los que pretende luchar contra los crecientes ataques yihadistas.

El 26 de julio de 2023, los militares tomaron la residencia presidencial en Niamey con Bazoum en su interior -aún sigue retenido allí- en un golpe liderado por el general Abdourahamane Tiani, que estaba entonces a la cabeza de la Guardia Presidencial, el cuerpo de elite dedicado precisamente a protegerle.

Esa noche, diez militares aparecieron en la televisión pública para anunciar la creación del Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CNSP, órgano del gobierno golpista), la destitución de Bazoum y el cierre de fronteras.

Luego suspendieron la Constitución y anunciaron que aunaba los poderes legislativo y ejecutivo "en espera de la vuelta al orden constitucional", algo que no ha ocurrido ni está previsto que pase, ya que no hay ninguna fecha prevista de elecciones.

Níger se sumó así a la ola de golpes de Estado que azota África Occidental desde 2020, tras los de Mali (2020 y 2021), Guinea-Conakri (2021) y Burkina Faso (2022), y un mes antes que el de Gabón.

En su año en el poder, la junta liderada por el general Tiani se ha acercado a dos de esos países, Mali y Burkina Faso, con los que comparte fronteras y también una preocupación común: el terrorismo yihadista del Estado Islámico y Al Qaeda, con ataques contra militares y civiles que han ido en aumento.

Los tres han formado la "confederación" Alianza de Estados del Sahel (AES), destinada a prestarse ayuda para luchar contra el terrorismo, pero que prevé ampliarse a otros campos.

Lo hicieron tras el aislamiento regional en el que quedaron al salir en septiembre de 2023 en bloque de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), que amenazó con una intervención militar si no se restituía a Bazoum y estableció sanciones económicas contra el país.

En estos doce meses, la junta militar nigerina ha expulsado del país a las tropas francesas que luchaban allí contra el terrorismo y las fuerzas estadounidenses y alemanas están en proceso de retirada, en un contexto de acercamiento a países como Rusia, Irán, China y Turquía.

El gobierno golpista de Níger, rico en minerales y metales preciosos, está además rompiendo contratos de extracción de uranio -es el cuarto productor mundial- con compañías francesas y ha anunciado que Rusia ayudará al país africano en el campo de la minería.

Todo en medio de una inseguridad creciente. Según la plataforma 'Armed Conflict Location And Event Data Project' (ACLED), los muertos por eventos violentos se han duplicado en Níger tras el golpe, al pasar de 852 fallecidos entre julio de 2022 y el mismo mes de 2023, a 1.633 en el último año.

Los ataques yihadistas, especialmente en la zona conocida como 'las tres fronteras' que comparte con Mali y Burkina, han aumentado, con asesinatos recurrentes de civiles y militares, aunque la junta en el poder es reticente a informar de estas muertes.

Según Amadou Hassan Boubacar, investigador en Derecho Constitucional en la Universidad de Niamey, "la situación se ha deteriorado considerablemente desde la llegada del Ejército al poder, con ataques mortales cada vez más frecuentes".

Boubacar lamenta además que en el Níger de hoy las voces discordantes "son consideradas enemigas de la patria", lo que a su juicio "significa que no hay una voluntad manifiesta de volver pronto a la democracia". Por ello aboga por "quitarle pasión al debate, hacer un balance objetivo y mirar a la realidad de frente para corregir los errores y avanzar".

En la misma universidad trabajaba el profesor y antiguo consejero presidencial Diallo Amadou Bounty, quien apoya a la junta y afirma a EFE que los militares "lo hacen lo mejor que pueden para resolver las dificultades".

"¿Se come de la democracia? La democracia es un estado de ánimo. ¿Puede alguien que no tiene paz y seguridad hablar de democracia?", añade preguntado por la posible celebración de elecciones.

Rabat, 26 jul (EFE).- Mohamed Bazoum, el presidente de Níger depuesto hace un año tras un golpe militar, permanece desde entonces "secuestrado" junto a su mujer en unas dependencias dentro del Palacio Presidencial de Niamey, sin teléfono móvil y con el solo acceso al mundo exterior de la visita semanal de un médico que le lleva comida y libros.

El 23 de julio de 2023 amaneció con el acceso a la residencia donde estaban Bazoum, su esposa e hijo, bloqueado por miembros de la Guardia Presidencial, el cuerpo dedicado precisamente a protegerle y cuyo comandante, el general Abdourahamane Tiani, encabezó el golpe de Estado que se hizo con el poder sin resistencia.

En los días siguientes, este presidente elegido en 2021 y el único civil en toda la región de Sahel, consiguió hablar por teléfono desde el palacio con varios líderes internacionales, como Antony Blinken o Josep Borrell, publicó un mensaje en redes llamando a la restauración de la democracia y una columna en un diario estadounidense. Fueron sus últimos mensajes conocidos hasta hoy.

Unas semanas después, el bloque regional de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) advirtió de que estaba detenido "en condiciones inhumanas", sin atención médica, poca agua, electricidad y comida fresca y que su hijo había perdido muchos kilos.

Poco más se supo de Bazoum hasta que, el 20 de octubre, la junta militar en el poder anunció que había intentado fugasrse de madrugada junto con su familia, dos cocineros y dos miembros de seguridad, y ayudado por una "potencia extranjera" que les iba a trasladar en helicóptero a Nigeria.

A partir de ese momento, explican a EFE dos fuentes de su entorno, se le trasladó a otras dependencias del palacio más pequeñas y se le quitó el móvil, de manera que la familia quedó incomunicada del mundo exterior.

En diciembre, un tribunal de la Cedeao ordenó la liberación y restitución en el poder de Bazoum, una decisión obviada por la junta, pero el 9 de enero de este año un tribunal militar nigerino decretó la libertad de su hijo, Salem Mohamed Bazoum, de 23 años, que reside en Togo acogido por su gobierno aunque sigue acusado formalmente de "complot con el objetivo de atentar contra la seguridad del Estado".

Quedaron así en la residencia presidencial Bazoum, su mujer Hadiza y los dos cocineros, en un espacio que engloba un salón-dormitorio, una cocina, un baño y un largo y estrecho pasillo que recorren varias veces al día para intentar mantener su cuerpo activo.

Su único contacto con el exterior es la visita dos veces a la semana de su médico, que les lleva comida y libros de autores como Voltaire o Tolstoi. "De salud está bien, el problema es la moral, que es difícil de mantener", explica una de las fuentes, y la otra detalla cómo durante estos meses el matrimonio ha padecido malaria en su reclusión.

Bazoum, dice a EFE su letrado en Níger, Moussa Coulibaly, no está imputado de ningún delito, pero su situación jurídica puede cambiar después de que el pasado 14 de junio un tribunal creado por la junta militar, la Corte de Estado, levantara su inmunidad.

"La suya es una detención arbitraria, está secuestrado", denuncia Coulibaly, exdecano del Colegio de Abogados del país, que añade que penden sobre él amenazas de que un tribunal militar le acuse de "complot para atentar contra la seguridad del Estado y traición".

Ese tribunal militar, explica el abogado, está formado por cuatro personas, de las cuales solo una es un magistrado y el resto son militares sin formación en leyes nombrados por la junta.

"Un tribunal así no puede garantizar sus derechos", explica el letrado, que añade que el equipo de defensa de Bazoum -formado también por abogados de Senegal, Costa de Marfil, Mauritania y EE.UU.- recurrirá a todas las instancias para conseguir su liberación.

María Traspaderne

Rabat, 26 jul (EFE).- Hace un año, Níger vivió un golpe de Estado dirigido por una junta militar que depuso al presidente Mohamed Bazoum, poniendo así fin a la Séptima República (2010-2023). A continuación las claves desde el golpe militar.

El golpe comenzó cuando en el pasado 26 de julio la Guardia Presidencial del país detuvo al presidente Bazoum y su familia en el Palacio Presidencial de Niamey. Días después, el comandante de esta Guardia, el general Abdurrahamane Tiani, se autoproclamó líder de la junta militar, que declaró a Tiani como jefe de Estado.

La junta suspendió la Constitución de 2010 y anunció la disolución de todas las instituciones. Bazoum sigue retenido en la residencia presidencial con su mujer.

Semanas después del golpe, el bloque de países de África Occidental que componen la Cedeao activaron sanciones contra Níger con el cierre de las fronteras aéreas y terrestres, la suspensión de las transacciones financieras y la congelación de los activos nigerinos.

Al mismo tiempo amenazaron con una intervención militar para instaurar el orden constitucional y liberar a Bazoum, algo que al final no ocurrió por el alto riesgo para la estabilidad de la zona, sobre todo después de que otros dos países golpistas, los vecinos Burkina Faso y Mali, formaran un frente en apoyo a Níger.

Según denunciaron más de cuarenta oenegés, estas medidas interrumpieron la asistencia a 4,3 millones de nigerinos y provocaron que Níger, uno de los países más pobres del mundo, no pudiera pagar deudas vencidas.

Las sanciones económicas fueron levantadas parcialmente por la Cedeao en una cumbre extraordinaria el pasado 24 de febrero por "consideraciones humanitarias".

Desde el golpe, Níger, Burkina Faso y Mali han ido reforzando su alianza, caracterizada por una hostilidad hacia la antigua potencia colonial, Francia.

Culminó el pasado 28 de enero, cuando los tres gobiernos golpistas anunciaron su salida de la Cedeao porque, dijeron, el organismo estaba "bajo la influencia de potencias extranjeras", y criticaron duramente las sanciones.

En septiembre de 2023, antes de su salida de la Cedeao, los tres países anunciaron una "confederación" que fue formalizada el pasado 6 de julio en una cumbre que se celebró en Niamey, donde adoptaron el tratado de la Alianza de Estados del Sahel (AES).

La alianza contiene un pacto de defensa mutua para luchar contra los grupos yihadistas presentes en la zona tras su alejamiento de los países occidentales, que les prestaban ayuda militar contra el terrorismo, y de sus vecinos del bloque de África del Oeste.

La tensión entre Francia y la junta nigerina se manifestó en la decisión de los golpistas en agosto de 2023 de revocar los acuerdos militares con el país galo, que tenía 1.500 soldados allí para frenar la actividad de los grupos vinculados al Qaeda o el Estado Islámico.

A la retirada de Francia le sigue, a petición de la junta, la de las tropas alemanas y estadounidenses, que ocurrirá a lo largo de este verano. Alemania renuncia así a su base de transporte aéreo en Niamey, la última con la que contaba en África Occidental, y EE.UU. sacará del país a los 1.000 soldados que tiene allí.

Tras el golpe, Níger ha ido fortaleciendo su cooperación militar con Rusia y otros países como Irán y Turquía. A principios de este año, una delegación nigerina viajó a los tres países.

En abril, Rusia mandó a Níger un sistema de defensa antiaéreo y los dos países también han acordado colaborar en otros campos como la energía y la minería -Níger es rico en metales preciosos y minerales, y es el cuarto productor de uranio del mundo-.

Durante el mandato del presidente nigerino derrocado y su antecesor, Níger fue considerado un país estable que logró frenar la amenaza terrorista en la zona del Sahel.

Según la plataforma 'Armed Conflict Location And Event Data Project' (ACLED), los muertos por eventos violentos se han duplicado en Níger tras el golpe, al pasar de 852 fallecidos entre julio de 2022 y el mismo mes de 2023, a 1.633 en el último año.

Fatima Zohra Bouaziz

Guardar

Nuevo